Me considero una persona muy familiar y amigo de mis amigos. He hablado en múltiples ocasiones de la unión que tenemos en nuestra familia. Quizás desde fuera haya veces que pueda pensar la gente que estamos un poco locos, pero bendita locura. La verdad es que no conozco una familia que haya estado siempre tan dispuesta a hacer las maletas y viajar para verme jugar allá donde estuviera, o que vengan hasta Cáceres para ver unos playoffs, el partido del ascenso, un simple cumpleaños o a conocer a Celia cuanto antes. Adoro a todos, de verdad.
También hay otra familia, la que se elige, y esos son los amigos con los que vives otros momentos. Aunque haya gente que diga que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano, yo ahí tengo la suerte de incluir afortunadamente a muchos, mis hermanitos de la ‘Andaluza’, amigos de Almería, del Madrid, mi ‘Huesos’ y mi hermano negro.
A mi hermano negro lo conocí en el aeropuerto de Las Vegas en el año 2008. Aquel verano me habían descartado de la selección de la generación del 88 y quería seguir trabajando en verano, así que decidí ir al Impact Basketball de Joe Abunassar, en Las Vegas. Es considerado uno de los mejores summer camp, donde han pasado más de 100 jugadores de la NBA y muchos que se presentan al draft van a allí para prepararse de cara a su primera temporada NBA, una experiencia increíble. Tuve la suerte de compartir entrenamientos y alguna que otra pachanga con JR Smith, Jermaine O’neal y Brandon Jennings. Sin palabras, yo estaba alucinando con 19 años.
Con mi hermano negro solo había coincidido hasta entonces porque habíamos jugado en contra y nos habíamos visto alguna vez por Madrid fuera de las canchas, pero nunca habíamos cruzado palabra alguna. De hecho, yo pensaba de él que era un poco «tontorrón» y él pensaba lo mismo de mí. Fijaos cómo somos muchas veces, juzgamos a la gente simplemente por verlas de lejos, sin conocerlas, o, en nuestro caso, por haber jugado en contra, estando a 180 pulsaciones y cada uno defendiendo los colores de su equipo… él por Estudiantes y yo por el Real Madrid. Eso hizo que nunca nos atreviéramos a dirigirnos la palabra, excepto en Las Vegas.
Allí no quedaba otra que saludarnos, ya que estábamos en la terminal de llegadas esperando las maletas, Óscar Alvarado, Jayson Granger y yo. Así que desde ahí, poco a poco nos fuimos dando cuenta que los dos éramos, bueno y somos, igual de tontos, que nos reímos y hacemos las mismas tonterías, estamos todo el día buscando el lado positivo de las cosas y tratando de hacer que cada segundo merezca la pena.
No tuvimos más remedio que estar juntos y conocer Las Vegas durante las dos semanas que duró el workout; haciéndonos fotos por el Strip, todos los casinos e incluso nos metimos en un Hummer Limusina recorriendo todas las calles… Hay muchas anécdotas que me tengo que guardar, pero os podéis imaginar las que liamos dos chavales de 19 años estando solos en Las Vegas. Hicimos hasta cola para comprar el Iphone 3G que salió en esas fechas… jajaja.
Desde entonces nos hemos hecho inseparables. Nos íbamos de vacaciones todos los años juntos, Marbella, Mojácar, Orlando, Miami, Ibiza… La de Orlando fue muy buena. En un principio íbamos a ir a Nueva York, pero le llamaron los Orlando Magic para entrenar y lógicamente no les podía decir que no, y como yo ya tenía los vuelos a Nueva York, me fui solo. Visité lo que pude en tres días y me bajé a Orlando a verle entrenar… unas instalaciones chulísimas.
También me echa una mano con mi campus en Almería, viniendo a estar con los participantes cada vez que puede. De hecho los primeros años se pasaba allí la semana entera, siendo uno más de la organización.
Fijaos el punto de unión que tenemos, que fue él quien me llevó a la iglesia el día de mi boda con el coche. Yo le llamaba Tortuga (chófer de Vincent Chase en la serie El Séquito). Ahora también es padre y está casado. Le deseo la mejor de las suertes y que ojalá pueda seguir disfrutando del deporte que tanto ama por mucho tiempo más.
#YoMeQuedoEnCasa recordando a mi hermano negro… because we are TNT.
