Un desconocido lloró de emoción en Maracaná. El maratoniano brasileño Vanderlei Cordeiro de Lima no es Pelé, pero tampoco le hizo falta para ser el elegido que iluminó el pebetero olímpico de Río 2016. "Hoy he recibido mi medalla de oro: poder vivir esta emoción. Es el mayor reconocimiento que podría obtener de mi país", explicó emocionado el medalla de bronce en Atenas 2004. Aquel día, el kilómetro 35 de la carrera hacia el estadio Olímpico de la capital griega quedó grabado a fuego en la memoria de Brasil. Cuando Vanderlei lideraba la prueba con 25 segundos de ventaja sobre el italiano Stefano Baldini y el norteamericano Meb Keflezighi, el espontáneo irlandés Cornelius Horan, un exsacerdote católico, emergió entre el público y le derribó. Ayudado por los espectadores, el maratoniano logró zafarse de la agresión y regresar a la carrera, pero solo fue tercero.