Portugal o Grecia. Europa tendrá hoy un nuevo campeón, el décimo de su historia, que saldrá de una final inédita.

Un partido, repetición de la jornada inaugural, que ha abierto un profundo debate después de dividir al viejo continente en dos corrientes de opinión: los partidarios del alegre fútbol portugués y los férreos defensores del resultadismo griego. Espectáculo contra eficacia. Ataque contra defensa. Imaginación contra movimientos mecánicos. La final, que se disputa esta noche en el estadio Da Luz de Lisboa (20.45 h. TVE-1), premiará un estilo. Una forma particular de entender el fútbol en un momento de crisis.

Portugal, quizás porque lo lleva en la sangre, está más cerca de la samba brasileña y Grecia, por su carácter mediterráneo, se siente más próxima al catenaccio italiano. Europa decide hoy quién sucede a Francia, el último campeón, y, sobre todo, qué apuesta futbolística reinará los próximos cuatro años.

DECO, CLAVE Y un jugador, Deco, tiene la llave del éxito. Portugal confía en el nuevo fichaje del Barcelona --puede ser presentado el próximo martes-- para derrotar a Grecia y sumar el primer título de su historia.

La estadística juega a favor de Portugal. Lleva 17 años sin perder en Da Luz y nunca un país organizador ha caído en la final. España (1964), Itallia (1968) y Francia (1984) se beneficiaron del apoyo que tiene el anfitrión. Y Portugal no estásolo. Tiene a todo un país detrás. Cuenta con 10 millones de personas que han engalanado las calles, los balcones y los coches con los colores rojo y verde de su bandera . El fervor patriótico ha invadido un país que sólo necesitaba un empujoncito para sacarse sus complejos de encima. La RTP-1, la televisión portuguesa, emite un programa que empieza cada día a las 10 y dura más de 12 horas.

Se enfadó ayer Luiz Felipe Scolari cuando leyó en la portada del diario Record que el árbitro alemán, Markus Merk, es el dentista de la familia de Otto Rehhagel, el seleccionador de Grecia, en la ciudad de Kaiserslautern en la que reside. Portugal, según el técnico brasileño, no necesita caer en este juego sucio: "Es un buen médico, un gran árbitro y una excelente persona que yo también quisiera tener como amigo, pero ni ayudaron a Grecia a llegar a la final ni la van a ayudar ahora contra nosotros", explicó Scolari. Incluso el propio árbitro tuvo que aclarar su relación con Rehhagel: "Es cierto, lo conozco como conozco a mucha gente del mundo del fútbol, pero en la final sólo imperará el juego limpio".

12.600 GRIEGOS A Scolari se le ve optimista. Tranquilo. Relajado pese a la enorme presión que soporta sobre su persona. Portugal, que hubiera ido de víctima a la final contra la República Checa, es ahora el gran favorito y tiene la obligación de ganar ante los 52.400 portugueses que tendrán el privilegio de apoyar a la selec§ao en Da Luz. Sólo 12.600 localidades estarán ocupadas por los seguidores griegos. Aunque Scolari ya ha pasado antes por esta situación de tensión y sabe manejarla como nadie. Por eso tres fueron las palabras que más utilizó ayer en la rueda de prensa previa al encuentro. Hoy, en cualquier caso, se escribe la historia para lusos y helenos.