INIEXSA EXTREMADURA - 77: Kiki Lund (22), Alicia González (10), Noelia Oliva (8), María Cordero (11), Toñi Hernández (6) --cinco inicial--, Jara Salgado (3), Homolova (4) y Tajkov (13).

ARXIL COMERVIA - 72: Kutrina (10), Clayden (6), Natalia Soage (5), Tatiana Gómez (30), Sandra Entenza (8) --cinco inicial--, Daniela Dublo (7), Ana Martín (6), Marina Ramírez y Beatriz Fontán.

MARCADOR POR CUARTOS: 21-13; 47-21; 60-46 y 77-72.

ÁRBITROS: Bey y García. Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Testimonial presencia de público para ver el partido de Liga Femenina 2 en el Pabellón Multiusos.

El Iniexsa puso en riesgo un partido que tenía perfectamente dominado en el descanso. Dejó que las gallegas revivieran en la segunda mitad y la indolencia y falta de acierto de las locales pudo haberles costado muy caro en los instantes finales.

El encuentro no debía haber llegado a esos derroteros tras la exhibición de las de Javier Arguelles en los primeros veinte minutos. Todo les salía bien. Las cacereñas parecían jugadoras americanas, mientras que las gallegas se achicaban cada vez más. La diferencia, según pasaban los minutos, no hacía sino crecer con momentos de juego brillante y vertiginoso. Tanto fue así que se llegó a los 30 puntos de diferencia antes de finalizar el segundo cuarto, que acabó definitivamente con un parcial revelador de 26-8.

Aquello parecía una fiesta reservada para los pocos que se habían acercado al Multiusos. Pero el descanso traería sorpresas nada agradables. El juego local se fue diluyendo, las elecciones de jugadas cada vez eran peores, el porcentaje nefasto... Por contra, el Arxil fue creciendo mental y físicamente. Los aciertos eran ahora suyos, los triples, los robos, los contragolpes, los rebotes... Su reacción empezó a enjugar la diferencia. Un parcial de 13-25 en el tercer cuarto las acercó a diez puntos. Todo parecía controlado, aún.

El cuarto y definitivo, sin embargo, no fue apto para cardíacos. A falta de cuatro minutos, las gallegas se colocaron a doce. Un triple las acercó a nueve. Una técnica mal aprovechada, a ocho. Un robo de balón, a seis. La gente no se lo creía. Tuvo que surgir Oliva, que convirtió dos tiros libres a falta de 37 segundos. Un robo final de Hernández permitió respirar tranquilos.