A Manuel ‘Piti’ Hurtado (Cáceres, 1974) la bola no le miente. Al tiempo que completa su tercera temporada como uno de los analistas de baloncesto de referencia en Movistar+, ha agotado en días la primera edición de su primer libro, ‘La Pitipedia’ (Editorial Roca), engendrado al alimón con Antonio Pacheco (Madrid, 1969). Sus 218 páginas son un heterogéneo compendio de su visión de entrenador y analista televisivo y un torrente de divertidas curiosidades del deporte de la canasta. Por ahora va arrasando en las librerías y en unos días se presentará en su ciudad natal.

Quizás lo más reseñable es que pueden leerlo igual adultos que niños: hay partes reflexivas y otras más divertidas. «Es verdad que está dirigido a todo tipo de público. Hay mucho contenido con nombres del pasado, el de aquí y el de Estados Unidos, pero a chicos a los que les guste leer, a partir de 8-10 años, también les va a gustar. Tiene mucha ilustración, mucho colorido», dice Hurtado en plena promoción.

Ahora empieza adaptarse a un horario más ‘normal’, ya que durante la temporada está condicionado por esas interminables madrugadas con la NBA. En el último año le ha estado robando tiempo al tiempo para cumplir otro pequeño sueño, como lo fue en su momento ser ayudante en la Liga Endesa, entrenar en LEB al refundado Cáceres o dirigir equipos en tres continentes distintos.

«Me gustaría que la gente a la que le gusta el deporte le diera una oportunidad, que tocara el libro. También tiene un puntito de profundidad en algunos matices», destaca.

El papel de Pacheco

En el ensamblaje ha tenido un rol fundamental Antonio Pacheco, un publicista de éxito a nivel nacional que no ha sido un simple ‘negro’ haciendo el trabajo sucio. Es, explicitamente, un coautor. «Como dicen los modernos, ha sido una sinergia. Somos dos mentes ‘frikis’, dos personas de baloncesto, cada uno desde su punto de vista y su experiencia. Antonio lo ve más como aficionado y creativo publicitario y yo, como entrenador y alguien que desde pequeño lo ha visto como una forma de vivir», explica.

El proceso parece haber consistido en una colaboración estrechísima: «Al poner muchas charlas encima de la mesa nos parecía que podíamos publicar un libro. Somos coautores de verdad. Han sido muchas conversaciones, grabándolas, pasándolas a texto, corrigiéndolas, viendo cómo podíamos llevarlas a cada espacio... Los capítulos de la relación del baloncesto con el cine y la publicidad son íntegramente suyos. También haber hecho un producto vistoso está más en sus manos que en las mías».

La publicación camina así entre la erudición y la diversión con el deseo declarado de no tener que elegir entre ambos. «No creo que sean dos términos opuestos. Yo lo que le pido a un libro de baloncesto es disfrute», explica.

‘La Pitipedia’ como concepto enciclopédico es el nombre de la sección que el propio Hurtado administra en uno de los programas televisivos en los que colabora, Generación NBA. En ella se intenta resaltar con tono distendido aspectos que el aficionado medio puede que no haya apreciado a simple vista. «Se trataba de saltar de lo audiovisual al papel. No lo tomo como un paso lógico, sino como algo que simplemente ha sucedido y que estamos intentando disfrutar», considera. En esta aventura editorial agradece mucho el apoyo de dos ‘cómplices’ que considera fundamentales: el dibujante Lawerta, con sus ilustraciones, y el periodista Antoni Daimiel, seguramente el más respetado dentro del baloncesto nacional y que se ha ocupado del prólogo..

Cáceres y el Cáceres

Es inevitable que el libro no tenga aroma a Cáceres si lo publica alguien que vivió ahí ininterrumpidamente durante los primeros 28 años de su vida. En los patios del viejo Colegio San Antonio, en la calle Margallo, nació su pasión por las canastas. «Recuerdo que un día, en su antiguo pabellón, uno de los ‘mayores’, Nando Terrón, tenía una revista, ‘Gigantes del Basket’. Su portada ya me pareció el futuro. Luego jugué, entrené... Todo aquello empezó en Cáceres y es parte de mis vivencias, claro», relata Hurtado, que no dedica capítulo alguno específicamente a su trayectoria («no creo que sea muy importante»), pero sí intercala pinceladas muy personales.

Queda muy atrás la época, entre 2007 y 2009, en la que fue el factotum del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, primero como director general y luego como entrenador. «Solo he visto dos de sus partidos desde abandoné el club», reconoce. Eso sí: estuvo en Madrid en el reciente encuentro que significó la salvación en la pista del Canoe. «Fue bonito juntarme con los directivos y la afición pasando calor en el Pez Volador. Espero que el Cáceres se pueda asentar con un proyecto más ganador y poder ir viendo, por qué no, a gente de la cantera, porque se ha optado por un entrenador [Roberto Blanco] que ya ha trabajado mucho con jóvenes», apunta.

A nivel personal, su vuelta a los banquillos sigue siendo una incógnita, pendiente de que la propuesta que reciba sea lo suficientemente atractiva como para apartar la tele: «Es verdad que estoy viviendo una etapa muy bonita, pero entrenar es una prioridad. Debe ser un equipo que me dé el proyecto que quiero y esperaremos la ocasión propicia».

En Movistar+ parece asentado o, como mínimo, contento. «No creo que domine el medio, pero sí que soy capaz de transmitir mejor que cuando empecé. Voy conociendo el tiempo televisivo. Sé que las intervenciones tienen que ser cortas porque si no, aburres. Es un peloteo de tenis entre el narrador y el comentarista». Y siente el cariño del aficionado. «La televisión es una muy buena lanzadera para la gente de la calle, por mucho que sea de pago. Aunque no es lo se cree, sí me siento más conocido ahora que antes de empezar con esto».

Según Hurtado, «la NBA, al no tener ese componente cainita tan español entre Madrid y Barcelona, sí que me ha llevado a que el público que la sigue me haga sentir ese afecto. Tampoco suelo esgrimir ninguna bufanda cuando me toca comentar equipos españoles. Busco resaltar el detalle técnico o táctico».

Aunque vive en Tres Cantos, cerca de Madrid, a Extremadura vuelve a menudo y siempre la tiene en su horizonte. Al tiempo que lanza el libro y remata la temporada en su trabajo televisivo, organiza el campus Xarahiz, dos turnos en julio en Jaraíz de la Vera y alrededores para ayudar a mejorar a niños y jóvenes. «Llenamos de jugadores la comarca con la ayuda de las instituciones, que ceden las instalaciones. Es un pequeño milagro. Hacemos un gran esfuerzo con Juan Pablo Márquez y otros entrenadores», apostilla.