Después de la aparentemente exitosa mediación del Consejo Superior de Deportes, después de que La Liga pusiera en marcha el protocolo para volver a los entrenamientos y citara a los futbolistas para empezar con las pruebas bajo la aparente aprobación de las autoridades, después de las quejas de los futbolistas y después de que el ministro de Sanidad lanzara una advertencia velada, La Liga decidió ayer retrasar, al menos una semana y hasta que lo aprueben las autoridades, la aplicación de tests masivos a los futbolistas para detectar el coronavirus.

Lo razonable era que, tras la foto de Irene Lozano, presidenta del CSD, con los enemigos acérrimos Tebas y Rubiales, la iniciativa de LaLiga de poner en marcha el protocolo para volver a la competición estuviera forzosamente supervisada por las autoridades, pero el Gobierno frenó ayer las aspiraciones temporales de Tebas, tuvo que volver a recordar que el regreso a la actividad de los deportistas permanece estrictamente condicionada a las decisiones gubernamentales.

QUEJAS Y ADVERTENCIA / La fecha marcada era el próximo martes, entre ese día 28 y el siguiente estaban citados todos los futbolistas y técnicos de Primera División para someterse a las primeras pruebas de covid-19, pero las quejas empezaban a reproducirse y la puntilla, al tiempo que se hacía oficial para los clubes el retraso por parte de La Liga, la puso el ministro Salvador Illa con la advertencia pública de la necesidad de un permiso gubernamental para que empiece a ejecutar el protocolo para recuperar la actividad en el deporte profesional.

«Hay una orden ministerial que indica en qué condiciones y cómo hay que hacer las PCR», empezó diciendo el ministro de Sanidad contra las pretensiones de volver a la actividad con celeridad del fútbol profesional. «Indica también que los PCR tienen que hacerse bajo prescripción médica y que todas aquellas entidades públicas y privadas que dispongan de material para hacer pruebas de diagnóstico de cualquier tipo, sean PCR o sean pruebas de diagnóstico rápido, lo tienen que comunicar a la autoridad competente», argumentó Illa en referencia a La Liga.

Lozano insistió en que será desde Sanidad desde donde se tome, en función de la evolución de la pandemia, «la decisión de cuándo y quiénes accederán a los test» antes del regreso a la actividad de los deportistas españoles.

Esa batería inicial de test masivos a los futbolistas y miembros técnicos de los clubs que están en contacto con ellos es el primer paso para volver a los entrenamientos, al menos con quince días de margen para actuar ante posibles positivos y tener monitorizados a todos integrantes de los equipos.

Con este atraso, La Liga le da un margen para rebajar las limitaciones de la cuarentena y que se anuncie, en alguna medida, la vuelta a los entrenamientos de los deportistas profesionales a un Gobierno que, en el conato de enfrentamiento entre Tebas y los futbolistas se ha posicionado del lado de los deportistas: «Queremos señalar el sentido de la responsabilidad en muchos profesionales del deporte que han indicado que las PCR se tienen que hacer bajo criterios médicos y bajo el orden que establezcan las autoridades sanitarias», repuntó el responsable de Sanidad.

Antes, la asociación de futbolistas AFE había reaccionado a la polémica y a las protestas de sus afiliados, entre otros con la negativa firmada en un comunicado de los jugadores del Racing de Santander o de los jugadores del Valladolid en boca de su capitán Javi Moyano; con la solicitud a Sanidad de una aclaración.

«¿Nos pueden decir si están autorizados los clubs para realizar tests antes de regresar a la actividad en estos momentos?». Y si es así, «¿nos pueden indicar las autorizaciones a los efectos?», decía el escrito que la AFE remitió a Sanidad y al CSD antes de que se retrasaran las pruebas programadas por LaLiga. «Los futbolistas consideran que hay otros colectivos que necesitan más que ellos la realización de tests. En este sentido, la AFE rechaza cualquier tipo de estigmatización cuando el asunto en cuestión afecta a la salud pública», agregaba.