Ryan Lochte es el nombre de los Mundiales de Shanghái. En la piscina del Centro Oriental de Deportes aún se comentaba ayer la histórica final de 200 metros estilos del jueves, cuando se impuso a Michael Phelps y al traje de poliuretano. Con esa carrera le sobraría para entrar en los libros. El nadador de Florida dedicó la jornada a colgarse un par de oros más. Sin tanta épica, casi con la frialdad funcionarial de quien se sabe superior.

La final de 200 metros espalda no lo pareció. Nadó tan poco exigido desde el principio como en un entrenamiento. El japonés Ryosuke Irie solo pudo tocar la pared más de un segundo después que el estadounidense. Una hora más tarde reapareció en la piscina con sus compañeros del 4x200 libre. La carrera metaforizó la semana. Michael Phelps saltó el primero y no pudo imponerse a Paul Biedermann (Alemania) ni a Yannik Agnel (Francia). En los últimos metros le sobrevino la fatiga. Le sucedieron Peter Vanderkaay y Richard Berens, reputados especialistas. Sin embargo, la carrera alcanzó la última posta con ligera ventaja de los franceses. Lochte la enjugó enseguida y abrió metros. Cuando alcanzó el muro, tan sobrado a más de dos segundos de su perseguidor, nadie recordaba los apuros de los relevistas americanos anteriores.

FRACASO ESPAÑOL Todos los abrazos, de su amigo Phelps los primeros, fueron para él. Es el triunfo del trabajo de quien no ha sido tocado por la genética. Superada su adicción a la comida basura, el nadador de 26 años se ha consagrado en Shanghái y amenaza con amargarle la despedida olímpica a Phelps en Londres. Estados Unidos continuó con su dominio en la piscina con la victoria de Rebecca Soni en los 200 metros braza.

En el otro polo, la expedición española continuó abonada a la frustración. Erika Villaécija no entró en la final de los 800 libre. La barcelonesa es uno de los valores más competitivos del equipo y no suele faltar a las finales, pero ayer no superó el 11º lugar. Villaécija se va de Shanghái habiendo nadado la final de 1.500 metros (7) y con el consuelo del billete a Londres, conseguido la semana pasada con el décimo puesto en los 10 kilómetros en aguas abiertas. Duane da Rocha quedó octava en su serie de 200 metros espalda y tampoco entró en la final.

Joan Jané, el entrenador de la selección china femenina de waterpolo y opción española más clara de oro, tampoco tuvo suerte. Sus discípulas perdieron la final contra las griegas por un solo gol (9-8). H