Fue como una escena de Matrix . Alguien mandó parar. Nunca sabremos quien. Como dijo Valentino Rossi, el dios del asfalto , se oyó una voz que le dijo a un chavalito de 20 años, recién llegado a la corte del Doctor , al imperio de la velocidad, al reino de Jorge Lorenzo, al firmamento en el que habita Dani Pedrosa, "muchacho, ha llegado tu hora".

Cierto, muchos pensarán que demasiado pronto. Tan solo era su octava carrera en MotoGP. "Pero Marc Márquez ha sabido ver, descubrir, soportar, agarrarse a la posibilidad que le ofrecía el Mundial para demostrar que puede con la presión". Demostrarle al mundo y, muy especialmente, al imperio japonés, a Honda (a Yamaha, a Suzuki, a Kawasaki), que Shuhei Nakamoto, el jefe japonés que lo contrató para cuando se ausentase Pedrosa, no se equivocó: Marc ha llegado para quedarse. "Este es mi hijo muy amado, en el que tengo puestas todas mis complacencias", cuentan que le relató Nakamoto a los dueños de la velocidad.

CORO DE FELICITACIONES "Y Marc ha hecho una carrera redonda, nos ha vencido sin más, nos arrolló", sentenció Rossi, a quien superó en la quinta vuelta de las 30 de que constaba el GP. ¿Dónde?, soprendente, en la curva de entrada en meta cuando todos, todos, desde el tremendo, el bien nacido y llegado Jordi Torras hasta el rebelde, mudito y contundente Alex Rins, habían escogido como curva para superar a Pol Espargaró y Luis Salom fabricándose así sus victorias en Moto2 y Moto3, la curva anterior en la que solo tenías que frenar más tarde para triunfar. El líder de la nueva era, el chaval que ha aprovechado que Lorenzo y Pedrosa se han dañado el mismo hueso para meterse hasta sus cocinas y elaborar el mejor manjar del mundo, el liderato de MotoGP, había probado en el ensayo matinal esa maniobra, superar al de delante en la última curva de Sachsenring, mucho más cerrada, estrecha. Lo experimentó con Bradley Smith "y la moto me dio un latigazo impresionante" y lo probó con Hiroshi Aoyama "y me entraron temblores", pero él sabía que era el sitio. Y fue el sitio, sí.

AUSENCIAS IMPORTANTES Márquez ha coronado con su exhibición en un trazado traidor, que escupe por los aires a los que tratan de derrotarle, el inicio de una nueva era. "No volemos tan alto, faltaba Jorge, faltaba Dani, han de volver cuanto antes porque yo los necesito, yo soy mejor con ellos en la pista", insiste el bicampeón de Cervera. Pero esta momentánea coronación ha sido el colofón a una jornada en la que un chaval de Rubí, Jordi Torres, se convertía en el español número 36 que gana un GP del Mundial, cuenta iniciada por Salvador Cañellas, en Montjuïc, en 1968. Y el día que otro polvorilla , Alex Rins, dijo "basta, no más victorias de Luis Salom en la última vuelta", frenó más tarde que el mallorquín ¡que ya es frenar! y presentó su candidatura al título pequeño con su segunda victoria del año y su séptimo podio en ocho carreras.

Y, AHORA, LAGUNA SECA Lo dijo Cal Crutchlow: "Marc ha estado fantástico". Lo comentó el Doctor : "Nos ha fulminado". Lo piensan Lorenzo y Pedrosa. Lo celebran en su equipo: "Tenía unas ganas locas de vencer a Vale en buena lid, pues Rossi le ganó en Catar y Assen". ¿Y Marc, qué pensó? Cuando le entregó la moto a Carlos Liñán, su mecánico, le susurró al oído "¿qué latazo de carrera, no?".

El príncipe se había aburrido incluso el día que se probó la corona de rey. Necesita emociones fuertes. Las tendrá. El domingo se corre en Laguna Seca. "Un circuito construído para malditos cabrones como Márquez". Palabra de Rossi.