María José Martínez, número 21 del mundo y reciente campeona del torneo de Roma, llegaba a Roland Garros con ganas de "hacerlo muy bien". "Estaba perfecta. Había descansado y cargado pilas", decía triste sin poder mover la cabeza y con un collarín en su cuello, después de perder 6-2 y 6-4 con la uzbeka Akgul Amanmuradova, número 97 mundial y que este año solo había ganado antes un partido en los 11 torneos disputados. Un pinzamiento de cervicales que se produjo en el calentamiento acabó con las opciones de la mejor española.

Más suerte tuvieron Guillermo García López y Albert Montañés que pasaron la primera ronda tras deshacerse, respectivamente, de Rainer Schuetler (7-5, 6-4, 6-3) y de Stefano Galvani (6-3, 6-3, 6-3).