Nunca antes en la historia de la F-1 un equipo había logrado cinco dobletes en las cinco primeras carrera de la temporada. Ninguna otro escudería había ejercido tal domino desde que el Mundial arrancó en 1950. Y eso son malas noticias para la F-1 -sexto año de dominio incontestable- y, sobre todo, para Ferrari, el equipo llamado a pelear contra las flechas de plata. La crisis en Maranello es un hecho, incapaces ni siquiera de llegar a un podio del que les expulsó Red Bull. «Llegamos a Barcelona pensado estar por delante de Mercedes y nos vamos sabiendo que estamos muy por detrás», sentencia Sebastian Vettel.

Mercedes abusó de todos en un GP de España que se decidió en dos momentos: la arrancada -en la que Lewis Hamilton adelantó a Valtteri Bottas para situarse líder- y la entrada del coche de seguridad que relanzó una carrera al esprint donde Ferrari dejó sin armas a Charles Leclerc con una mala elección de neumáticos. Max Verstappen se coló en el podio aprovechando el lío que tienen en Ferrari con las órdenes de equipo y las estrategias, y Carlos Sainz ascendió, como prometió, a la zona de puntos. Su octavo puesto no es malo dentro de una primera fase del campeonato llena de dificultades en su McLaren.

PROBLEMA CON EL EMBRAGUE / También había prometido Hamilton no ser tan benevolente con Bottas en la primera curva. En Bakú había dejado demasiado espacio y le costó el liderato del Mundial. Así que el chico de Stevenage arrancó ligeramente mejor que el finlandés en los primeros metros y le metió el coche sin contemplaciones en la primera frenada, en el interior de la primera curva. «Tuve un pequeño problema con el embrague y Lewis lo aprovechó», se limitó a decir un abatido Bottas. El finlandés estuvo a punto de irse a la grava que también pudo visitar Charles Leclerc si no levanta para evitar el cerrojazo de Vettel, Verstappen aprovechó el lío para colarse tercero y en su alocada maniobra Vettel propinó un enorme plano a su neumático delantero derecho. Leclerc, con más ritmo, pedía paso a su compañero. Hasta en tres vueltas consecutivas le enseñó el morro a final de recta. Después de perder tiempo durante tres giros, el alemán dejó paso su joven compañero. Ferrari eligiódar a Leclerc una estrategia a una parada, mientras que optó por dos con Vettel.

Así que cuando el tetracampeón alemán --con más ritmo antes de su segunda parada--, alcanzó a Leclerc, el monegasco le devolvió las tres vueltas de obstrucción. El joven talento de Ferrari tenía el podio a su alcanc, cuando el coche de seguridad irrumpió en el asfalto de Montmeló tras un accidente entre Lance Stroll y Lando Norris. Mandaron entrar a Leclerc para montar nuevos neumáticos, pero en una decisión de nuevo muy polémica, eligieron las gomas medias --más duras y lentas-- que las blandas, la elección más lógica para solo 15 vueltas. «Hice una buena salida y un primer relevo rápido, pero luego no estaba seguro con los neumáticos duros y medios… Salí perjudicado con el coche de seguridad…», dijo Leclerc mordiéndose probablemente la lengua

Verstappen no desaprovechó el regalo que le hizo el muro de Ferrari y atrapó un podio que se había ganado en la primera curva en la que otro killer, Lewis Hamilton, sacó su instinto animal para para recuperar el liderato del mundial. Se acabó el buen rollito. El pentacampeón del mundo ya no concederá más a Bottas, porque ya lo sabe: será su único rival en el camino hacia el sexto título. Será difícil que se le escape si todo sigue así.

Cuando se aparta de la ecuación a los Mercedes, Ferrari y Red Bull, emerge la otra Liga de equipos medianos entre los que Carlos Sainz arrancó cuatro puntos a base de sufrimiento y constancia: «Es una de esas carreras en las que no encuentras el ritmo, ni el feeling… y, encima, todo el tiempo Ricciardo presionando. Y después de la resalida conseguí adelantar a Grosjean y Kyviat, cuatro puntos que saben a gloria. El coche no iba ni para atrás, desgastábamos las ruedas de atrás… no sé ni como hemos acabado».