Hasta prácticamente 24 horas antes no se confirmó que el encuentro entre el Mérida y el Melilla iba a ser con público. La respuesta de la afición romana fue la esperada ante la situación actual y se dieron cita unos 1.600 aficionados. En la comparecencia previa al choque se le llegó a plantear al entrenador local si sería bueno para el equipo la presencia de hinchas en las gradas teniendo en cuenta el estado anímico con el que llegaba el equipo y lo exigente que es la parroquia romana. Dani Mori lo tuvo claro: «por supuesto que es positivo que estén».

Después, al final del choque con la alegría del 2-0, afirmó que los hinchas «han estado ‘de 10’ y en ningún momento ha habido esos murmullos famosos que me dijeron. Esta gente está con nosotros, quieren vernos ganar después de lo que han sufrido estas últimas temporadas y podrían salir los fantasmas por cómo veníamos. Que confíen en nosotros que vamos a guerrear lo que no está escrito».

Cuestión de actitud

Lo cierto es que la actitud del equipo no dio opción a ninguna queja al aficionado. Incluso en la primera mitad, hasta el gol de Javi Zarzo (minuto 27), el Melilla parecía tener las ideas más claras aunque sin generar peligro, y el Mérida lo suplía con creces con actitud y ganas.

Con el aire a favor del tanto y tras pasar por el vestuario, los emeritenses hicieron una segunda mitad esperanzadora que debe servir como punto de inflexión para cambiar la marcha del equipo romano.

Habrá que esperar un poco para comprobar si es así. La próxima cita liguera será a domicilio el domingo 22 de noviembre (12.00 horas) en la visita a Socuéllamos. Como en esta semana no hay jornada, el club ha organizado un amistoso el viernes (17.00 horas) para enfrentarse al Moralo en Navalmoral de la Mata y así conservar el tono competitivo.

En el plano social, el Mérida también se mueve: organiza una donación de sangre en el Estadio Romano este jueves de 17.30 a 21.30 horas.