Mireia Belmonte también tiene límites. Por mucho que, cada vez que salte a la piscina, parezca en condiciones de destrozar cualquier teoría. Ayer lo comprobó en la final de los 1.500 donde tuvo que conformar con la cuarta plaza, doloroso puesto sin premio, por detrás de ese fenómeno arrollador llamado Katie Ledecky (oro), de la danesa Lotte Friis (plata) y de la neozelandesa Lauren Boyle (bronce).

Nada se le puede reprochar a Belmonte. La nadadora badalonesa, de 22 años, estuvo a un nivel brillante. Nadó mejor que nunca. A ritmo de récord de España. Es la primera que rebaja la barrera de los 16 minutos (15.58.83). El problema es que tomó parte en el mejor 1.500 de la historia. Una carrera estratosférica, que reventó todos los récords. Ledecky, esa teenager de 16 años, convertida ya en una de las reinas de Barcelobna (suyo fue el oro también de los 400 libre) nadó en 15.36.53 e hizo saltar el récord del mundo de su compatriota Katie Ziegler (15.42.54), que tenía seis años de antigüedad. Pero también lo mejoró Friss (15.38.88), que estableció un nuevo registro europeo y a punto estuvo de hacerlo Boyle (15.44.71) que dejó un nuevo registro para Oceanía.

Mientras, la selección de waterpolo perdió en cuartos de final ante Italia (3-4).