Habrá que empezar a buscar un diccionario de superlativos para relatar lo que es capaz de hacer el jamaicano Usain Bolt en una pista de atletismo. Cuando parecía que los Juegos de Pekín habían supuesto la obra culminante del esprínter más carismático de la historia, resulta que en los Mundiales de Berlín es capaz de destrozar todos los límites, batir todos los récords y reabrir con furor el debate sobre dónde está el techo físico del ser humano.

De momento, El Relámpago de Trelawny ha demostrado que sus plusmarcas universales podían ser superadas --claro que únicamente por él mismo-- al menos en 11 centésimas de segundo. Ese es el margen de mejora que descubrió en la final del pasado domingo en los 100 metros lisos (de 9.69 a 9.58 segundos), empujado por el estadounidense Tyson Gay. Y ese es el mismo margen que recortó a sus 19.30 de Pekín en la final de ayer de los 200 metros, esta vez sin Gay (lesionado) en la pista. Bolt corrió, en el abarrotado Estadio Olímpico de Berlín, contra él mismo y contra el crono, y batió a los dos con una estratosférica plusmarca de 19.19, cada vez más cerca de la misteriosa barrera de los 19 segundos.

GUION CALCADO "No sé, no sé dónde están mis límites, nunca he hablado de eso. Lo único que sé es que estoy muy, muy cansado", aseguró ayer Usain Bolt, que hoy cumplirá 23 años, en vísperas de su presumible tercera medalla de oro y su previsible tercer récord del mundo, si sus compañeros le acompañan adecuadamente hasta la final de los 4x100 metros de mañana.

Y todo ello, siguiendo un guión calcado, día por día, al de los Juegos. De Pekín a Berlín, lo único que ha cambiado es que Bolt todavía es más rápido, aunque ello pareciera imposible. El 16 de agosto de ambos años (2008 y 2009) cayeron los récords de 100; el 20 de agosto, los de 200; y el 22 de agosto --mañana-- se espera una rebaja a los 37.10 de hace justamente un año. ¿Será otra vez de 11 centésimas? Sería demasiada casualidad, aunque Bolt ya mostró ayer su compromiso ante sus compañeros de selección para intentar rebajar el tiempo, a pesar de las ocho carreras que lleva en las piernas en seis días.

"Estoy camino de entrar en la leyenda", reconoció ayer Bolt, sin falsa modestia y encontrando fuerzas para bromear después de una prueba que le supuso un esfuerzo superior al de Pekín, según sus propias palabras. "Estaba cansado y no me sentía en condiciones de atacar", aseguró. Sin embargo, el prodigio jamaicano atacó, y mucho, de principio a fin. Por primera vez, fue el más rápido en partir de los tacos (133 milésimas de segundo, el mejor de los ocho finalistas) y en el metro 20 ya había tomado la compensación a todos los rivales. Ausente Gay --su verdugo de hace dos años en Osaka--, Bolt entró en la recta con una suculenta ventaja sobre los estadounidenses Wallace Spearmon y Shawn Crawford y sobre el panameño Alonso Edwards.

COMO CARL LEWIS Lejos de dejarse ir, pese a tener la victoria asegurada, Bolt apretó los dientes, fijó su mirada en la línea de llegada y no sonrió hasta que detuvo el crono en 19.20, un tiempo corregido después a 19.,19. El jamaicano sacó 62 centésimas a Edwards y 66 a Spearmon, y arrastró a los cinco primeros a bajar de los 22 segundos. De paso, entró él mismo en la leyenda a la que ya reconoce estar llegando. Bolt es el primer atleta en poseer los títulos olímpicos y mundiales de 100 y 200, más los récords del mundo. También es el segundo que puede lograr triples en 100, 200 y 4x100 en Juegos y Mundiales. Solo Carl Lewis, tetracampeón en Los Angeles-84 y, antes y después, triple medallista de oro en los Mundiales de Helsinki-83 y Roma-87, había logrado tal hazaña.

"He demostrado que los récords de Pekín no fueron broma, y he demostrado que con trabajo duro y dedicación se puede conseguir cualquier cosa", aseguró Bolt, que fue preguntado después de la carrera por la sombra de dopaje que, según algunos medios, podría salpicar a su entorno y a él mismo. "Siempre habrá rumores", aseguró con absoluta tranquilidad. "No me siento obligado a convencer a la gente. Lo único que puedo hacer es decir que soy honesto y que trabajo muy duro".