Se acabó la racha. Rafael Nadal tuvo una mala mano en el reparto de cartas ayer en Roland Garros y no podrá ganar el quinto título consecutivo. Después de 31 partidos sin conocer la derrota en París, ayer el número uno del mundo cedió su primera derrota en una tierra en la que no perdía desde que la pisó por primera vez en el 2005. El sueco Robin Soderling se lo impidió al vencerle en los octavos de final del torneo por 6-2, 6-7 (2-7), 6-4 y 7-6 (7-2).

Roland Garros puede respirar tranquilo o al menos eso pareció ayer viendo el apoyo que Soderling tuvo desde unas gradas que le animaron como si estuviera jugando la Copa Davis por Francia. "Espero que algún día el público tenga un detalle conmigo", reclamó el tenista mallorquín, que se marchó cabizbajo mientras resonaba en sus oídos la explosión de alegría del público.

El tetracampeón había perdido y su derrota inesperada permitirá a Bjorn Borg seguir compartiendo con Nadal el récord de cuatro victorias consecutivas. No solo eso. Ahora el suizo Roger Federer puede conseguir ese ansiado Grand Slam que falta en sus vitrinas e incluso es posible que por fin un francés tenga opciones a ese título que no ganan desde Yannick Noah en 1983. Nadal dejó la puerta abierta para que todos aquellos que acudían a París con cara de resignación puedan aprovechar la derrota del "mejor jugador de la historia de tierra", como recalcaba el excampeón Mats Wilander, compatriota de Soderling pero admirador incondicional de Nadal.

PREPARAR WIMBLEDON "Nos tenía mal acostumbrados. Ahora la gente se dará cuenta de lo difícil que es todo esto", decía su mánager, Carlos Costa, mientras buscaba billetes de avión para que el tenista pudiera regresar ayer mismo a Manacor. "Estamos decepcionados, pero no es ninguna tragedia, el deporte es así. Qué le vamos a hacer. Ahora nos vamos a bañarnos a Mallorca y a preparar Wimbledon después, no vamos a tirarnos por la ventana", decía Toni Nadal. El técnico no estaba contento con la actuación de su sobrino. "No ha jugado bien, le ha faltado tirar más largo", explicaba resignado.

La estadística del partido le daba la razón. Nadal apuntó 33 puntos ganadores por 61 Soderling y lo mismo en derechas (19 contra 30) o en aces (3 contra 9). Nadal no se encontró cómodo en la pista. Desde el primer set, fue a remolque de un rival que le tenía ganas, con el que no se lleva bien y al que aún le escocía el 6-1 y 6-0 que le endosó hace unas semanas en Roma. Soderling, apoyado en un espectacular servicio (llegó a sacar a 226 km/h) y unos duros golpes planos desde el fondo de la pista, siempre tuvo la iniciativa. Nadal cedió el primer set con dos roturas de saque. Algo inhabitual en él. Logró igualar el partido en el tie break del siguiente, pero con muchos esfuerzos y tras desperdiciar un 5-4 y saque en su poder. Soderling no se vino abajo, al contrario. El tenista sueco mantuvo la presión y aprovechó que Nadal jugaba lejos de la linea de fondo y sin profundidad. Sentía que podía dar el golpe. El público le animaba coreando su nombre y aunque Nadal luchaba persiguiendo bolas imposibles con la garra de siempre, el sueco se sentía fuerte y seguro. La tercera manga cayó de su lado tras hacer el único break y en la cuarta incluso recuperó un 2-0 en contra. Nadal no pudo sacar provecho de esa situación y en el tie break se rindió.

NUEVO CAMPEON A partir de ahora se abre la veda a por un título que no ha ganado ninguno de los candidatos que quedan en carrera. Entre ellos Tommy Robredo que hoy buscará una plaza en cuartos ante el alemán Phlippe Kohlschreiber. El es la última baza español después de que Fernando Verdasco cayera ante el ruso Nikolay Davydenko por 6-2, 6-2 y 6-4. Nadal no fue el único campeón que se despidió del torneo. La serbia Ana Ivanovic también dijo adiós ayer al perder con la bielorrusia Victoria Azarenko por 6-2 y 6-3.