¿Se está convirtiendo Extremadura en un vivero de árbitras de baloncesto? No basta con la cacereña Esperanza Mendoza siendo la única mujer en dirigir partidos de la Liga Endesa: la semana pasada la placentina Andrea Alejo fue designada para la final masculina del Campeonato de España de minibasket.

Extrovertida al máximo, tiene 17 años (nació el 3 de julio del 2000) y solo lleva dos con el silbato en ristre, pero su progresión está siendo llamativa. Todavía juega para el equipo junior del Miralvalle, debutando incluso la pasada temporada con este club en la Primera Nacional, pero el arbitraje se va adueñando de su vida.

Sus inicios fueron inesperados. «Hubo una concentración para captar a gente. Mis amigas se apuntaron a ser oficiales de mesa, pero vi que eso me agobiaba. Estaba acostumbrada a la cancha y decidí meterme a árbitro. Enseguida me dieron un partido… y hasta aquí», cuenta.

De hecho, llega a asegurar que ya prefiere pitar que encestar, y eso que como baloncestista ha estado a buen nivel con su club y en selecciones extremeñas. «Aunque durante muchos años he estado diciendo que no había nada como jugar, ser árbitro me ha gustado más. Nuestra imagen está deteriorada a nivel de calle, pero cuando estás dentro del estamento nos apoyamos un montón y hay un ambiente muy distinto. Como jugadora no he llegado a tener tanta sensación de familia», asegura. Según ella, «lo más difícil es la presión de intentar hacerlo lo mejor posible».

La sorpresa

Alejo está todavía un poco ‘en trance’ tras arbitrar el Madrid-Canarias decisivo del campeonato de minibasket, culminación de unos días en los que vivió al máximo su nueva vocación en San Fernando. «Hicimos un grupo muy bueno los árbitros. El primer día estaba muy nerviosa porque no sabía muy bien cómo enfocar el criterio que nos habían dado. Luego fue como arbitrar en casa o incluso mejor, ya que eran partidos de más nivel», apunta. La final le llegó por sorpresa. «No estaba en las designaciones de los cruces y las semifinales y no me lo esperaba. En ningún momento estuve nerviosa, pese a que había cámaras y demás. Disfruté del partido hasta el final y la valoración fue positiva», asegura.

Es inevitable que aparezca Esperanza Mendoza en la conversación. Y lo que se evidencia en la joven placentina es pura admiración: «La conocí en un clínic hace unos meses y fue súper cercana conmigo. Me ayudó en todo lo que pudo. La ves y… es un referente. Tiene una gran cercanía con Extremadura y es un privilegio recibir sus consejos». ¿Se ve ella también algún día en la élite? «El tiempo dirá. Y el trabajo, claro», responde.

Esta temporada ha estado incluso en partidos del Torneo Diputación con deportistas que le doblan la edad, pero eso no parece haberle resultado un problema imposible. «Depende un poco de lo que te quieran ayudar ellos», sostiene.

¿Y el futuro? Estudia 2º de Bachillerato en el Pérez Comendador. No le va mal y el próximo curso empezará su camino universitario en Sevilla «en algo relacionado con Económicas», pero seguirá arbitrando «seguro». «Me da pena que muchas chicas de mi edad dejen el deporte. No hablaría de falta de motivación, sino de prioridades, como los estudios u otro tipo de cuestiones. Yo no concebiría la vida sin basket, del modo que sea». Y si es pitando, mejor.