En infantiles, en el equipo de su Cabezuela del Valle natal, «era la capitana», dice ella misma, tan decidida fuera como en el campo de juego, y de ahí su ascendencia. Ella era la única chica, lo que demuestra la verdadera dimensión de la precoz personalidad futbolística de Lidia Sánchez González, que mañana día 23 cumple 15 años.

La jovencísima jugadora del Femenino Cáceres exhibe músculo psicológico en su primera entrevista, que compagina ejerciendo de centrocampista o defensa. En su primer año residiendo en Cáceres, estudiando en la Universidad Laboral y en la cantera del club extremeño de la Liga Reto Iberdrola, ha sido llamada para una concentración de la selección española sub-16, circunstancia nada habitual, aunque curiosamente su compañera de habitación y de club, Marta Hernández, también lo lograra en su día.

«Voy a intentar hacerlo lo mejor posible y aprovechar la oportunidad», comenta la jugadora, que hizo llorar a su madre cuando se le comunicó la noticia, algo lógico. Sus amigas, añade con orgullo, «me han dado la enhorabuena».

Su padre, siempre pendiente de ella, fue un destacado jugador local. Su hermano, dos años mayor que Lidia, ya destaca en los juveniles y en el senior de Primera extremeña. «Yo soy mejor», dice distendidamente la futbolista cuando se la cuestiona sobre quién es superior.

De lo que sí se acuerda es que, de niña, «me decían de todo cuando daba alguna patada». Lidia compagina con solvencia los estudios con el deporte. «De momento me va bien». De mayor quiere ser fisioterapeuta («me gusta la biología, el cuerpo humano y todas esas cosas»), aunque su sueño verdadero es la de ser jugadora profesional. «Del Madrid, por supuesto» comenta que es seguidora. Evidentemente que le encantaría vestirse de blanco futbolísticamente hablando.

Pero antes de que pueda ocurrir algo parecido tiene que triunfar en su club. Ha entrenado en más de una ocasión con el primer equipo y con el de Segunda, el Femenino Atlético, pero por edad no ha podido debutar aún. Ahora lo podrá hacer.

«Es bastante madura para su edad», dice el propio Ernesto Sánchez, que la conoce bien. «Con 11 años me fijé en ella, después la llevé a la sub-12 y le dije a sus padres que si me hacían caso llegaría lejos. De momento va por buen camino».

Y tanto. Lidia Sánchez es un valor emergente del deporte extremeño. Como futbolista, efectivamente, promete hasta un límite quizá mayor para una preadolescente muy especial.