Se puede, claro que se puede. El público del Príncipe Felipe, no demasiado numeroso a pesar de los esfuerzos del club durante toda la semana, se entregó en cuerpo y alma a su equipo durante los 90 minutos. Ni un mal grito para los suyos, ni un reproche. Y por supuesto, nadie pidió la dimisión de nadie. Es tiempo de apoyar, debieron pensar todos, y a ello se entregaron. No fue el mejor partido de su equipo futbolísticamente hablando, pero al menos sí fue efectivo. Y tras el gol de Pablo Gállego después de una excepcional jugada de Carlos Valverde, que ponía fin a más de 520 minutos de sequía, la afición lo vio claro: "Sí se puede". Ese fue el grito, breve, pero unánime. Harán falta más, tanto goles y como ánimos. El Cacereño aún tiene mucho trabajo por delante, pero ya solo son tres puntos los que le separan del primer puesto de permanencia.

Durante los dos meses de crisis, el CPC nunca había sido inferior a sus rivales. De eso se había quejado amargamente en más de una ocasión su entrenador, Angel Marcos, que reconoció que el de ayer fue de los partidos con "menos juego". No fueron superiores a su rival. Tampoco inferiores. "Nos ha costado entrar en el partido 15 o 20 minutos", contó. El motivo, dos horas antes del choque tuvo que cambiar lo "ensayado" durante la semana. David Cuerva y Josete Abarca se quedaban fuera de la convocatoria por problemas de salud. "Hemos empezado mal, sin tener el control del partido y ellos han tenido varias ocasiones". Solo fue eso. Después del gol de Gállego el Cacereño apenas pasó apuros y controló el juego en el segundo tiempo. "Nos ha faltado un poco de hambre, no se pueden regalar así 25 minutos", se lamentó al final el técnico del Lealtad, Javier Fernández, que vio el partido desde la grada.

Inyección de moral

El triunfo de ayer ante el Lealtad vale mucho más que tres puntos para el Cacereño. Rompe una dinámica que duraba demasiado (no ganaba desde el 6 de diciembre) e insufla moral a una plantilla muy necesitada. "Es una inyección de moral", reconocía abiertamente Marcos. "Lo más importante es que con el triunfo ven los jugadores que el trabajo da sus frutos. Antes podían quedar dudas al ver que a pesar de hacer las cosas bien, no se obtenían".

Valverde volvió y revolucionó el juego, aunque como después contó Marcos, sus compañeros los tuvieron 'entre algodones'. Su objetivo debía ser atacar, aprovechar su velocidad, su verticalidad, su desborde, para hacer daño al Lealtad. De defender, de cubrirle en tareas defensivas, se encargarían los demás. "Pensaba que no podría aguantar tanto", reconoció Marcos, "pero ha sabido dosificarse y a ello han ayudado sus compañeros, que le han apoyado defensivamente".

Todos disponibles

Con la vuelta de Valverde y la incorporación de Hans Mulder ("esta semana estará su documentación", dijo el técnico) son 19 los jugadores de los que dispone Marcos, feliz por ello. "Podremos entrenar con intensidad y seguro que subiremos el tono físico. El sábado, con todos, tuvimos el mejor entrenamiento de toda la temporada".

La alegría del Cacereño no fue completa. El triunfo del Sporting tras remontar al Logroñés (2-1) en el tiempo añadido le privó de salir del descenso. Al menos no ganaron los que van por detrás, Celta B y Compostela, ni tampoco los primeros equipos en permanencia, Astorga y Valladolid B. El objetivo está más cerca y, como dijo Marcos el viernes, con 27 puntos en juego "dependemos de nosotros mismos".