Luis Miguel Olivar fue el único jugador incorporado por el Mérida a su plantilla poco antes de que se cerrara el mercado de fichajes el pasado 31 de enero. Y la llegada del centrocampista fue todo un acierto. El madrileño aportó equilibrio en el juego defensivo, siendo un notable recuperador de balones, y aportó su grano de arena en el juego ofensivo consiguiendo la nada despreciable cifra de cinco goles. Su garra imprime carácter al equipo y contagia a la grada. Por ello, no extraña que una peña lleve su nombre.