Las puertas del Tennis Center de Flushing Meadows se abren esta mañana a la hora prevista tras varios días de incertidumbre sobre hasta qué punto afectaría al torneo el Irene, el huracán que quedó en tormenta tropical a su paso por Nueva York.

La lluvia y el viento han provocado "daños mínimos" en las instalaciones y como mucho "de naturaleza cosmética” según la organización así que las únicas dudas que quedan ahora son las deportivas: ¿Será capaz de repetir gesta Rafael Nadal, que el año pasado conquistó las rápidas pistas azules neoyorquinas y logró así el único grande que le faltaba? ¿Logrará Novak Djokovic consolidar su condición de favorito y número uno mundial y sumar otra enorme victoria a su impresionante recorrido de este año de 57 victorias en 59 partidos? ¿Volverá Roger Federer a lo más alto para acallar a sus 30 años a quienes tantas veces le han enterrado ya en los últimos años? ¿Será este, por fin, el torneo donde Andy Murray selle con un título de Grand Slam su cuarta posición en la clasificación mundial?

Los analistas apuestan de entrada por la victoria del serbio y la presión cae así sobre sus hombros (literalmente pues es en uno de ellos donde ha sentido recientemente las molestias que le obligaron a retirarse en su último encuentro con Murray en Ohio). Nadie, no obstante, osa descartar las posibilidades del joven campeón español, conscientes de que sería ridículo hacerlo ante un decacampeón de Grand Slam. Para los organizadores y los amantes del tenis pocas cosas habría mejor que un duelo entre ambos en la final, repitiendo los encuentros de Miami, Roma y Madrid (tres de las últimas cinco victorias consecutivas de Djokovic sobre Nadal).

Pero el manacorí ya avisaba el sábado a los ansiosos: "Tengo que ganar mucho para jugar con él y él también. Aún no está en la final. Ya veremos más adelante ¿no?". Entrenamiento intenso Los dedos de la mano derecha de Nadal quemados recientemente en un restaurante japonés siguen vendados y la piel aún fina pero recuperándose y el jugador minimiza el impacto de esa herida. Y el entrenamiento intensificado durante las últimas semanas le ha permitido ganarle algo de tiempo al perdido después de que las molestias en el talón izquierdo le obligaran a retrasar las prácticas tras Wimbledon y le forzaran a reducir el número de partidos antes de la competición neoyorquina.

No será por lo menos hasta mañana martes cuando Nadal saldrá a la pista para medirse al kazajo Andrey Golubev y empezar el recorrido que le separa de otra final en Flushing, pero hoy ya habrá presencia española en las pistas neoyorquinas. Además del duelo entre Juan Carlos Ferrero y Pablo Andújar juegan Marcel Granollers (que se mide al bega Xavier Malisse), Albert Montañés (frente al también kazajo Mikhail Kukushkin) y Albert Ramos (contra el alemás Philip Petzschner).

En el cuadro femenino Anabel Medina Garrigues tiene cita con la italiana Karin Knapp y Laura Pous-Tio con la japonesa Misaki Doi. Roger Federer también juega este lunes en Nueva York y si, como se espera, gana al colombiano Santiago Giraldo, empatará con André Agassi en la histórica lista de más victorias en partidos de Grand Slam en la era Open. Otra razón para no jubilarlo aún.