Son las 19.12. El Club de Tenis Cabezarrubia rebosa alegría y actividad. Son varios los que disfrutan de un baño en la piscina, refrescando el cuerpo y descansando de la mascarilla. Al lado, otros reciben clases privadas para mejorar su técnica tenística. “Ponte un poco más cerca, Andrés”, se le escucha a uno de los entrenadores. Se refiere a que el jugador se coloque más cerca de la bola, pero en los tiempos que corren suena, cuanto menos, paradójico.

Cerca de las pistas de tierra batida se encuentra José Dávila. En la sombra y con manga corta, que es lo que se apetece. Es el director del Trofeo Orencio Carrascal de Tenis, que desde el 6 al 12 de julio alberga el club cacereño. Es de los pocos campeonatos de tenis que se llevan a cabo en el país tras la crisis sanitaria. En este caso, son 52 los jugadores que lo disputan.

“La participación y el nivel están siendo muy buenos. Tenemos a 11 de los 100 mejores jugadores de España”, afirma Dávila. Entre los participantes destaca la presencia del ruso Andréi Kuznetsov, que llegó a ser número 39 del mundo. También la de Ricardo Ojeda, número uno del campeonato (31 de España), y la del kazajo Timofey Skatov, número 2 del torneo. La representación extremeña reside en el montijano Alberto Barroso (68) y en el cacereño Sergio Dávila (118), eliminado en dieciseisavos de final.

Seguridad

Para garantizar la salud de los deportistas, la organización ha establecido diferentes medidas: toma de temperatura previa a los partidos, uso obligatorio de mascarillas e hidrogeles, espacios exclusivos en aparcamientos, restaurantes, vestuarios y salas de descanso. Estas prevenciones están plasmadas en carteles dispuestos por todo el recinto.

Pero no solo el covid es una amenaza. En pleno julio, el calor también lo es. Para evitarlo al máximo, la organización ha dividido los partidos en dos bloques «para evitar temperaturas elevadas», como apunta el director. Los encuentros se dividen en dos turnos, con cuatro partidos simultáneos en cada uno de ellos.

Aunque el calor es casi inevitable, la organización apura al máximo sus recursos para dotar a los deportistas de todo lo necesario. Una infinidad de botellas de agua llenan el almacén. También tienen numerosas piezas de fruta, para recuperar energía.

Voluntariado

Del bienestar de los deportistas se encargan, en buena parte, los voluntarios del torneo. Más de 20 chicos y chicas que se encargan de que no les falte nada a los verdaderos protagonistas del torneo. También son los encargados de regar las pistas de tierra batida para que la superficie esté lo suficientemente compacta.

El público, siempre con mascarilla, apura al máximo la sombra que aportan los toldos del graderío. A los lados hay cañones de frío que se encienden minutos antes de los encuentros. El ruido que provocan con su funcionamiento hace que sea imposible mantenerlos encendidos durante el juego.

Pese a que la calidad está siendo una de las señas de identidad del torneo, el mejor momento para presenciarlo es «por la noche», asegura su director. Lo dice porque se va el sol y es posible disfrutar del buen tenis en la terraza que el club ha preparado cerca de las zonas de juego. Puedes tomar algo en unas mesas que se encuentran a escasos metros de la pista. También del resto de mesas. Distancia de seguridad ante todo.

El Orencio Carrascal de 2020 es de los primeros campeonatos deportivos, en general, que se disputan con público. Quizás sea ese el motivo por el que impacta tanto ver las mascarillas en las caras de todos los asistentes. Los únicos que no las tienen son los jugadores. Ellos descansan de mascarillas y respiran aliviados. Aunque, en realidad, no están relajados.