Es andaluz, pero se le considera extremeño. Lleva más de diez años afincado en Cáceres, aunque ahora tendrá que marcharse a Tarragona, donde ultima un contrato por dos temporadas. Es Juan Pablo Márquez, un entrenador que vivirá su particular reválida en Cataluña después de su controvertida destitución en el Plasencia galco en la temporada que acaba de concluir. En la LEB Plata se medirá su exequipo y también al Cáceres 2016.

Márquez había llevado al equipo placentino a una notable primera vuelta y cuando fue cesado el pasado 20 de marzo conservaba un balance positivo de 15 victorias y 10 derrotas. Muchos no entendieron lo que fue una decisión unipersonal del presidente del club, Antonio Martín Oncina, que no tendría resultados positivos para el equipo. A partir de entonces solo ganó dos partidos más el resto de la campaña.

Desde entonces, el técnico se ha mantenido en un discreto segundo plano a la espera de alguna buena oferta. Y la de Tarragona, uno de los equipos de mayor historial en la categoría, al menos lo parece. Podrá intentar construir un proyecto a medio plazo con la particularidad de que su compromiso será por dos años.

Curiosamente, Márquez le ha ganado la carrera por el banquillo tarraconense a otro viejo conocido de la afición extremeña, Fede Pozuelo, extécnico de Círculo Badajoz y Cáceres 2016 y que era otro de los candidatos para sustituir a Esteban Albert. En los demás banquillos de la categoría no habrá muchos cambios: continúan, entre otros, Manuel Hurtado (Cáceres 2016), Ñete Bohigas (Plasencia), Paco Aurioles (Axarquía), Antonio Pérez (Coruña), Dani García (Ourense), Natxo Lezcano (Palencia), Jesús Sala (Caja Rioja) y Juanma Pino (Qalat). Clubs como Huesca --que se ha quedado sin patrocinador--, Gijón o Muro dudan si continuarán en LEB Plata.