Fue inmediatamente después de caerse en Indianápolis, tirar 20 o 25 puntos a la basura e inyectar emoción al Mundial. Valentino Rossi (Yamaha), que ayer realizó una de esas exhibiciones solo reservadas a los campeonísimos, a esos que están hechos con la pasta con la que se hacen los sueños, ganando casi con una mano el Gran Premio de San Marino delante de una legión de fieles, se había citado con la poderosa ESPN, la cadena televisiva especializada en deportes, para hablar de su vida.

Tras cometer semejante burrada (de ahí el homenaje al asno de Shrek, no solo en el casco sino también en el podio, adonde acudió con enormes orejas postizas), le preguntaron si la moto le había traicionado. Y el Doctor, siempre tan original, dijo: "Yo siempre he pensado que es imposible que mi moto sea solo un pedazo de hierro. Siempre he creído que tiene alma porque una cosa tan bella, no puede carecer de alma". Y, no contento con eso, añadió: "Una moto es como una bella mujer. Muchas veces se enfada y te patea, te tira. Otras, te regala enormes satisfacciones. Así que lo mejor es no hacerla enfadar porque, si lo haces, te traerá más problemas que alegrías".

GRAN FIN DE SEMANA Rossi sabía, y mucho, lo que se jugaba ayer en el trazado de Misano, a 15 kilómetros de su casa de Tavullia. Debía machacar, cobrar ventaja en su pulso con Jorge Lorenzo (soberbio ayer, de nuevo, con una magnífica segunda posición) y, sobre todo, demostrar a quien lo ha puesto en duda, quién sabe, tal vez Yamaha, que sigue siendo el mejor. Y para ello, lo primero que hizo fue mimar a su moto, elogiarla a lo largo de todo el fin de semana y conseguir que se portase como se portó: de maravilla. De ahí que el Doctor realizase una proeza. Lo casi nunca visto, pues nadie lo recuerda: ser el primero en todos y cada uno de los entrenamientos. "Ni yo mismo creía que iba a dominar este fin de semana de esta manera tan arrolladora, de verdad; pensaba ganar, quería ganar, necesitaba ganar, pero nunca pensé que con este dominio total".

Porque Rossi fue el mejor el viernes (1.35.304 minutos). De acuerdo, es un día en el que todo el mundo toma contacto con la pista y hace pruebas. Acabó el primero el sábado por la mañana (1.34.528). Ensayo ya más serio, casi de verdad, auténtico. Estuvo arrollador en los oficiales, logrando una gran pole: 1.34.338. Se paseó en los entrenamientos matinales de ayer (1.34.894). Y ayer, no solo cruzó como líder 19 de las 28 vueltas del GP, sino que hizo la vuelta rápida en carrera (1.34.746).

"No he podido hacer más. Vale, en su casa, tenía un plus que le convertía en invencible. O casi", reconoció un cabizbajo Lorenzo, que fue recibido con una fuerte ovación en su box. "Por fortuna, me he librado de una caída en la primera vuelta pues De Angelis, al que espero que algún día sancionen, ha tirado a Edwards, que me ha golpeado en la rueda trasera, desestabilizándome. En ese instante, he cerrado los ojos y me he salvado mientras veía que el norteamericano arrollaba a Hayden".

AUN QUEDA MUCHO Esa salida los puso en fila. Al tradicional trenecito (esta vez: Pedrosa, Rossi, Lorenzo) se sumó Toni Elías, desesperado por encontrar moto para el año que viene. Al jefe, le costó solo ocho vueltas superar a las Hondas; a Lorenzo, seis más. A Giorgio ni se le pasó por la cabeza criticar a Pedrosa ("su moto aceleraba muchísimo mejor", dijo elmallorquín) y, pese a que rodó casi todo el rato en 1.35 bajo, jamás pudo dar alcance a Vale que, en efecto, cuando lo necesitó, sacó su plus de más. "Si con 50 puntos de ventaja no me veía aún campeón; ahora, con 30, tampoco", dijo sobre el futuro del Mundial. Palabra de dios.