Londres, París, Roma. Suena tan bien que es fácil pensar que el camino parece escrito. Pero queda cerrar este triángulo mágico --esa línea llena de glamur que el Barça de Cruyff puso en marcha hace 17 años en Wembley-- nada menos que contra al Manchester. Hoy, un heredero del dream team, un fanático de aquel estilo, Pep Guardiola, el creador de esta gran obra, se enfrenta al mayor reto de la historia del Barça tras un viaje vertiginoso que en un año le ha llevado de Tercera al gran escenario de Europa. Ya tiene dos hojas del trébol. Y va a por la tercera. Sin miedo. Fiel a sí mismo. "Nunca hemos sido un equipo asustado, siempre hemos sido valientes y así intentaremos ganar al mejor del mundo".

Tres. Ese es el número. Tres ciudades, tres Copas de Europa, tres títulos: Copa, Liga y Champions. El Barça se presenta en Roma sin las urgencias que le han perseguido siempre en la Copa de Europa. Podría andar con las manos en los bolsillos, con la satisfacción del deber cumplido, sin la angustia que hace un año le atenazaba en otro duelo con el Manchester. Entonces le cerró las puertas de la final, sin muchos mas méritos que el trallazo que enganchó Scholes en Old Trafford y que acabó con el cuento de Ronaldinho. No fue mejor y ganó, una historia que se repite con los diablos rojos y Ferguson.

El Manchester es muy mal enemigo. Nunca ha perdido una final. Y las dos últimas Copas de Europa que ha conquistado (1999 y 2008) lo ha hecho con una ayuda casi sobrenatural. En el Camp Nou, le birló la gloria al Bayern con dos goles más allá del minuto 90. Hace un año, también estaba muerto y resucitó cuando John Terry, el capitán del Chelsea, resbaló en el penalti que le hubiera dado el título. Así que merece un doble respeto: por lo que es y por si sigue por ahí esa mano que le empuja en los momentos difíciles.

Al Barça, la mano que le ha empujado todo el año es la de Guardiola, que ayer vivió una experiencia inimaginable hace unos meses, sentado frente a periodistas de todo el mundo, que se preguntaban cuál es el secreto del método Guardiola --"no tengo método, tengo buenos jugadores; con otros, no estaría aquí"--, el secreto del novato que esta noche le discutirá la corona al viejo Ferguson. Todo un Sir. En catalán, en castellano, en italiano, en inglés, el técnico lanzó el mensaje que ha venido repitiendo. Una declaración de principios que hoy intentará cumplir más que nunca.

EXPUESTOS AL MUNDO "Hay que dejar el miedo en el vestuario. Quiero que mis jugadores se sientan guapos, que sepan que nos ve todo el mundo y que sean ellos. Lo que no perdonaré es que no seamos nosotros", dijo, obsesionado con transmitir al equipo ese espíritu, una versión personal del "salid y disfrutad"que escuchó de boca de Cruyff en Wembley y que le hizo sentirse tranquilo cuando le temblaban las piernas. Hoy no hay tembleque.

La ayuda que no le faltará al Barça es la de los suyos. Unos 20.000 peregrinos culés estarán hoy en una grada que amenaza con repetir la imagen de Mestalla. Ayer circulaba la información de que muchas de las entradas que la UEFA destina a los patrocinadores habían ido a parar a manos inglesas, como ocurrió en la Copa con el Athletic. En el palco volverá a estar el rey Juan Carlos, acompañado por Zapatero, el presidente culé que ya estuvo en París hace tres años.

AL ATAQUE Hubo quien estuvo, pero como si no hubiera estado. Es Leo Messi, que anda loco por ganar la Champions sobre el césped y dejar atrás el extraño recuerdo de aquella final y, de paso, marcar distancias con Cristiano Ronaldo. Guardiola no tiene dudas. Ni con él ni con nadie. Y nada de excusas por más que le falten Alves, Márquez y Abidal. Keita está para lo que mande, ni que sea jugar de lateral izquierdo, gracias al poder de seducción de Pep. Iniesta y Henry han llegado a tiempo y eso sí que es un alivio. Son los que son y nada mejor que echar mano de la lógica cruyffista : "No hay más defensas, pues vamos al ataque".

27 de mayo del 2009. Roma. 20.45 horas. Ha llegado el día. El mundo pondrá la mirada en el Estadio Olímpico y ahí aparecerá el Barça. Hace tres años, cuando hacía el curso de entrenador, en una entrevista con EL PERIODICO poco antes de la final de París, Guardiola recurrió a una escena romana para definir el estilo del Barça: "Cruyff creó la Capilla Sixtina y Rijkaard la ha restaurado". Quién iba a decirle que él seguiría con esa obra y que el destino le llevaría hasta Roma para darle aún mas esplendor.

Thierry Henry y Andrés Iniesta recibieron el alta médica, corroborando su recuperación. Y su titularidad, que no se confirmará hasta esta tarde en el hotel de concentración. Antes de subir al autocar para acudir al estadio, Guardiola dará la alineación. Con la esperanza de que el campo esté mojado, para que la velocidad del balón ayude ante la rocosa defensa inglesa.