No podía sujetarme encima de la bici». Y hasta le costaba hablar. Demasiado agotado estaba Pello Bilbao como para disputarle a Simon Yates la victoria en una primera parte ciclista por los Pirineos del Tour que terminó sin goles en el marcador de los favoritos. Todos mirando a la contrarreloj de este viernes y al Tourmalet que apareció en un cruce de carretera camino de la meta de Bagnères de Bigorre.

Las estrellas del Tour 2019 dejaron a los actores de reparto que se lucieran en su papel secundario por los Pirineos. Con 30 kilómetros de descenso entre la cima del segundo y último puerto, Hourquette d’Ancizan, y la meta, hasta los que tenían más hambre de ataque, léase Mikel Landa, prefirieron calmarse, respirar profundo y tomarse el viaje inicial por la cordillera como una jornada de entrenamiento. Podían ocurrir diez, cien y hasta mil cosas, y no pasó nada, absolutamente nada.

Si una gran figura del pelotón, nada menos que el último vencedor de la Vuelta se cuela en la escapada permitida al estar perdido en la general del Tour, era para ganar porque de lo contrario se habría quedado quietecito en el pelotón, junto a su hermano Adam, el que sí aspira a luchar por vencer en París y que ahora está situado en séptima posición a un solo segundo de Enric Mas.

«Se me hizo muy duro el último puerto, tuve que emplearme a fondo y llegué sin fuerzas», confesó Bilbao. Y por si fuera poco, Yates, se le coló primero en la curva final. Y ya se sabe, el que sale primero de la curva es quien gana la etapa; ayer, hoy y siempre.

Yates se fue al Giro a ganarlo y nunca encontró la forma ideal. No se le esperaba en el Tour, adonde llegó a última hora con el mensaje que iba a devolverle el favor a su hermano Adam. Pero este jueves Adam no necesitaba del favor del hermano, un Simon Yates que ha anunciado que también correrá la Vuelta llevando el dorsal número uno. 0-0 en los Pirineos. Solo se espera no llegar a la prórroga y los penaltis tras la visita del sábado.