Andalucía suele ser especial en muchas cosas. También en el calor. Y más cuando en pleno y sudoroso mes de agosto se enfila la ruta entre Sevilla y Marbella, vía la serranía de Ronda. El bochorno ahoga. Falta la respiración y hasta es necesario, tal como sucedió ayer en la primera etapa en línea de la Vuelta a España, que muchos corredores tuvieran que refrescarse con cubitos de hielo.

No es una novedad. Ya sucedió en el pasado Tour de Francia, en la segunda semana de competición, en la Provenza francesa, con unas temperaturas asfixiantes, que obligaron a consumir litros y litros de agua y refrescos a los participantes de la grande boucle. Con este antecedente, muchos corredores agradecieron el sábado la genial idea de comenzar la ronda española en horario nocturno, al refugio de la luz de las farolas sevillanas.

Mark Cavendish, el esprínter incuestionable, el mejor del mundo en su especialidad, el que se permite derrotar a todos, se encontró demasiado solo en los metros finales de Marbella. A él siempre le gusta llegar a la fase final de las etapas llamadas a decidirse en una llegada masiva en compañía de toda su aguerrida guardia pretoriana.

Pero, ¿qué sucedió ayer? Pues que el ejército de Cavendish fue noqueado por el calor especial de Andalucía. Uno tras otro fueron cayendo... en picado, sin fuerzas. Demasiado solo, tuvo que buscarse la vida antes de lo esperado. Aun así tuvo tiempo de controlar a los rivales que conocía, a los que fueron sus contrincantes en las metas del Tour, como el estadounidense Tyler Farrar o el italiano, tan famoso como él, Alessandro Petacchi, el corredor que consiguió llegar a París vestido con el jersey verde de la regularidad, el gran premio para el mejor de las velocistas. ¿Y el desconocido? Con ese no pudo. Y lo noqueó absolutamente.

A PRESUMIR Yahueni Hutarovic, 26 años, natural de Bielorrusia. El fue el gran triunfador en la segunda etapa de la Vuelta del 75º aniversario. La mejor victoria de su carrera, la que puede empezar a coronarlo y a darle un puesto de honor en la particular clasificación de los velocistas. Desde ayer ya puede presumir de haber derrotado a Cavendish.

Hasta ahora los méritos de este ciclista del conjunto francés de La Française des Jeux eran haber ganado dos etapas en el Tour del Mediterráneo y una en la Vuelta a Polonia. Ambos éxitos se produjeron esta temporada. Además, aunque terminar el Tour de Francia ya es por sí sola una hazaña destacable, en el anecdotario de este ciclista bielorruso figuraba el hecho de haber sido el farolillo rojo (último clasificado) en la edición de la ronda francesa del año pasado.

El descubrimiento de nuevos valores suele ser una norma de la Vuelta a España. La historia se repite hasta el punto de que algunos astros del pelotón, como el cántabro Oscar Freire, exclamaron ayer al finalizar la etapa. "No lo conozco de nada. No sé quién es", declaró a Efe.

Hoy se disputa la tercera etapa, que finaliza en Málaga, con un perfil bastante atractivo y dos puertos en la fase final que animarán a buen seguro los últimos kilómetros. El liderato puede estar en juego.