Ocho meses atrás los pronósticos colocaban a Kimi Raikkonen y Fernando Alonso luchando por el título mundial de Fórmula 1. El sábado nadie daba un euro por ellos, mientras McLaren preparaba una gran fiesta en Shanghái (China) para celebrar la corona de Lewis Hamilton. Las celebraciones se aplazan 15 días. Será en Sao Paulo, en la última carrera de la temporada, pero nadie sabe si el campeón brindará con sidra, vodka o whisky.

Hamilton llegará con una ventaja de cuatro puntos sobre Alonso y siete sobre Raikkonen. Es el mejor colocado, pero no se puede hablar de favorito. En las ocho ocasiones en las que la F-1 ha decidido el título entre tres pilotos en la última carrera, solo en tres ganó el líder. La carrera de ayer en China puede arrojar algo de luz a tan ilógica estadística. La presión es directamente proporcional a las posibilidades de ser campeón. Tres pilotos se presentarán en Interlagos con posibilidades de atrapar el título, pero solo uno podrá perderlo: Lewis Hamilton.

FIESTA APLAZADA Que se lo digan a Fernando Alonso. El asturiano caminaba como un flan por el paddock de Interlagos justo antes de consagrase campeón en los dos últimos años. Hamilton experimentó esa sensación en China. Mientras McLaren preparaba el champán, las fotos de todos los campeones británicos de la historia, el We are de Champions, las intervenciones y el protocolo de la fiesta en una discoteca de Shanghái, el joven rookie miraba al cielo rogando a su Dios una aburrida carrera en seco sobre la que aprovechar su pole. Pero la lluvia agitó una gran premio enrevesado, tejió una telaraña de estrategias, un galimatías de neumáticos y un larga tabla de posibilidades matemáticas que acabaron con Hamilton atrapado en una trampa de grava, pidiendo a gritos que los comisarios disfrazaran la más tonta de las salidas de pista: en la calle de acceso a boxes.

Y si sintió mareos en China, puede esperar lo peor en Brasil. Una victoria de Alonso y un tercer puesto de Hamilton da el triunfo al asturiano; un abandono del inglés otorga el triunfo al asturiano si acaba entre los cuatro primeros, siempre y cuando Raikkonen no le aventaje en más de tres puntos. El finlandés sería campeón si gana, Alonso es tercero y Hamilton no sube del sexto puesto... Y así hasta volverse loco, porque las combinaciones son innumerables. "Vimos aquí en China cómo la fórmula 1 es impredecible. Igual en la vuelta 68 de las 70 que das en Brasil estás muy lejos de la victoria y en la 69 eres campeón del mundo. Hay que estar ahí peleando hasta el final", resumió Alonso.

Un día después de arremeter contra su equipo, el asturiano dijo con la boca pequeña que espera un trato igualitario del equipo para la última carrera. "Puede que lo de la Q-3 haya sido algo puntual", recuerda sobre la

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