Vuelve de Italia con un ramillete de medallas colgadas del cuello y acumula sentimientos y emociones difíciles de olvidar. Susana Librada narra la experiencia orgullosa de su gesta.

--¿Cómo se siente tras este rotundo éxito deportivo?

--Pues la verdad que tremendamente feliz, muy orgullosa y algo sorprendida. Siempre que fuí a un campeonato de España acabé segunda, tercera... Ser primera y en un mundial es algo sencillamente genial.

--Muchas sensaciones, ¿no?

--Sí, la verdad es que fue un momento irrepetible por muchas cosas. Cuando gané la medalla de oro mi primer pensamiento fue para mi padre. A él, que falleció hace apenas unos meses, le dedico todo esto. Luego está el hecho de se trata de la primera vez que se consigue algo así para la región, que el salvamento se está dando a conocer más por cosas como esta... Todos los condicionantes son muy positivos.

--¿Qué recuerda de su estancia en el mundial de Italia?

--Bueno, llegué como una novata y, sobre todo, muy tranquila. Creo que eso ha sido fundamental. Cuando vas sin presión, sin más nervios que los justos, tienes más garantías de éxito. Llegas para probar suerte y te encuentras con algo así. Fue espectacular, todo el mundo gritando, animando... Algo increíble.

--¿Y qué no olvidará nunca?

--Difícilmente voy a olvidar lo que he vivido. Pero quizás el momento de coger la última bandera y saber que tenía el oro no se me borrará nunca de la memoria. Es una sensación difícil de explicar con palabras.

--Habrá recibido muchas llamadas desde que volvió, ¿no?

--Lo cierto es que no me puedo quejar. Aparte de mi familia y mis amigos, se han interesado por el tema y me han felicitado compañeros, instituciones... Me han llamado desde la Junta de Extremadura, del Ayuntamiento de Cáceres, cuyo apoyo a nuestro club (ADN Cáceres) ha sido determinante... También se han puesto en contacto conmigo desde el equipo que entreno...

--Y ahora, ¿qué?

--Pues ahora a seguir trabajando y a pensar en el próximo mundial, que será el año que viene en Alemania. Va a ser duro, pero hay que intentar repetir. La ilusión está ahí.