Este miércoles se cumplen veinte años del primer título mundial del fútbol español, el de categoría sub-20 conseguido en Nigeria-99 bajo la batuta de Iñaki Sáez y con un grupo que destapó todas las esencias de una cantera que alcanzó la gloria

Fue el 24 de abril de 1999, en el estadio Nacional de Lagos, donde los chicos de Iñaki Sáez se coronaron. Lo hicieron a lo grande. Con un 4-0 ante Japón. España había sufrido sobremanera para estar en el Mundial. Estuvo a ochenta segundos de quedarse fuera. Perdía inesperadamente ante Lituania en el Europeo sub-18 de Chipre-98, clasificatorio para la cita universal. Pero un gol de Gerard en el minuto 89 y otro de Jofre en la prolongación dieron la victoria y el pase al Mundial a España.

El técnico vasco formó un bloque con los hombres con los que había contado en ese Europeo sub-18, entre ellos un ‘tal’ Xavi Hernández, y con la inclusión de otros más jóvenes prometedores, como, principalmente, Iker Casillas. No entraba en el grupo de grandes favoritos. Sáez conoció en Nigeria, en pleno torneo, el fallecimiento de su madre, pero siguió en la concentración. Quedó demostrado el carácter y la unión del grupo dentro y fuera del campo.

Sin tiempo apenas, y bajo un calor agobiante, España contuvo a la física Zambia (0-0) y selló la primera plaza del grupo en el tercer encuentro ante Honduras.

Hubo cambios. Por ejemplo, debutó Casillas. Xavi descansó tras un mal viaje a Port Harcourt. Pero España solventó el compromiso por 3-1 con dianas de Pablo Couñago, a la postre máximo anotador del Mundial, Varela y Rubén Suárez.

Lo peor se produjo en los primeros compases del segundo tiempo. Álvaro Rubio chocó con un rival por un balón dividido y se fracturó el peroné.

España se enfrentó en octavos a Estados Unidos, segunda del grupo E. Pareció sentenciar por la vía rápida con un doblete de Pablo y un tanto de Xavi. En cambio, los norteamericanos, crecieron bajo el intenso calor y llegaron a soñar con el empate, pero finalmente la Roja se metió en los cuartos con un sufrido 3-2.

Los problemas se incrementaron, tanto en el campo como de intendencia, de instalaciones hoteleras, en la sede de Kaduna, donde debió alojarse España para medirse a Ghana, toda una potencia de la categoría.

Sáez apostó de nuevo por Casillas para la portería. En un duelo igualado Barkero adelantó a España de penalti al inicio del segundo tiempo, pero los ghaneses, por medio de Peter Ofori-Quaye, forzaron in extremis la prórroga.

Nada cambio, no hubo gol de oro, con lo que el pase se jugó en una tanda de penaltis tremendamente emocionante en los que el conjunto de Sáez rozó el k.o. después de que Gabri fallara el cuarto tiro.

Hamza Mohammed, sin embargo, se estrelló su tiro en el larguero y lo que España siguió con vida, tanta que acabó clasificándose con el acierto de Varela y la parada de Casillas al tiro de George Blay (8-7).

Fue todo un acicate moral para el grupo, que zanjó su presencia en la final con una victoria por 3-1 ante Mali. Varela, a los 67 segundos, y a los 25 minutos, encarriló la victoria.

Aunque los africanos reaccionaron, acortaron distancias por medio de Mahamadou Dissa y presionaron, no apartaron a España de su camino. Xavi puso la guinda con el 3-1 y España llegaba catorce años después a su segunda final de un Mundial sub’20.

Y confirmó su gran torneo ante la principal revelación, la Japón del francés Philippe Troussier, un trotamundos de los banquillos, que echó en falta a su capitán Shinji Ono, que se perdió el partido definitivo por acumulación de amonestaciones.

Sin contemplaciones. Así ganó España. Con una autoridad impropia de una final. Superior sin discusión. Brillante. Barkero y un doblete de Pablo dejaron el título sentenciado antes del descanso. Gabri puso el definitivo 4-0 en el segundo tiempo.

Fue una auténtica exhibición de un equipo histórico, fuente de posteriores e incluso superiores glorias, de corona Mundial . La base de la Roja encumbrada una década después.