La derrota ante el Lyón complica el pase a cuartos de final de la Champions al Madrid y vuelve a dejar en entredicho a Manuel Pellegrini. El retroceso del equipo blanco en Gerland ha tirado por tierra gran parte del crédito que atesoraba el técnico chileno, que vuelve a estar cuestionado por la directiva. Mientras, los jugadores se mueven entre la autocrítica y la conjura para el encuentro de vuelta del 10 de marzo, para sortear el fantasma de la sexta eliminación consecutiva en octavos de final.

La ausencia de merengues en cuartos se ha convertido en una especie de maleficio, una de esas testarudas costumbres que, más allá de su mero valor anecdótico, comienzan a infiltrarse en la mentalidad de los equipos y cobran un alto valor psicológico.

Otra estadística que juega en contra el Madrid es su mala racha en las eliminatorias directas contra los equipos franceses. Desde hace 40 años el Madrid no elimina en Europa a un equipo galo en una fase directa.

ALEGRIA FUGAZ La alegría por el acercamiento al Barcelona en la Liga ha durado muy poco. El Madrid ha vuelto a la cruda realidad en la Champions, una competición que no perdona la falta de carácter y de autoridad, dos cualidades que no tuvo el conjunto blanco en tierras francesas. Una vez más, el gran damnificado es Pellegrini. Alineó a Mamadou Diarra, que llevaba dos meses sin jugar, con la excusa de frenar el juego aéreo del Lyón y porque Lass estaba apercibido para el choque de vuelta. Luego no fue capaz de revisar su librillo cuando el equipo era un embudo por el centro. Ni siquiera hizo el tercer cambio en un equipo que se caía a pedazos. Una vez más, el entramado del ingeniero se vino abajo en otro encuentro clave. Lo denunció Xabi Alonso tras el partido del martes. "Faltó control y manejar el partido", dijo el mediocentro.

Nada de eso ha pasado desapercibido para Jorge Valdano y el resto de la directiva, que no confían en el entrenador chileno para la próxima temporada. La actual corre serio peligro de quedar en nada. Fuera de la Copa, a dos puntos del Barcelona en Liga --aunque dependiendo aún de sí mismos, pues el conjunto de Guardiola debe visitar el Bernabéu el 11 de abril-- y con la amenaza de volver a caer en Europa en octavos, la campaña amenaza ruina, sobre todo porque la final de la máxima competición se disputa en el coliseo blanco y estar en ese partido es uno de los principales objetivos que se marcó el club.

EXCESO DE ANSIEDAD Algunos jugadores apuntaron a la presión que ejerce sobre ellos el haber caído en las últimas cinco temporadas en octavos de final e incluso que la final de la Champions se juegue en el Santiago Bernabéu. A eso se agarró Kaká. "Tenemos una cierta ansiedad porque hace mucho que no pasamos de octavos y la final es en casa. No jugamos bien. Tenemos muchas cosas que corregir", declaró el jugador brasileño.

Más optimista se mostró Cristiano Ronaldo que, como el resto de sus compañeros, lo cifra todo al choque de vuelta. "Jugamos mal, pero esto le puede pasar a cualquiera. No hay que bajar los brazos. Podemos hacer lo mismo que el Lyón en la vuelta e incluso más. Hay que tener la ambición de querer ganar esta copa", reflexionó el jugador portugués.

El equipo volvió ayer a los entrenamientos. Hubo caras largas y charla del técnico. Luego, Arbeloa apuntó la mala impresión que dejó el equipo en Gerland. "La imagen que dimos ni es la que queremos ni la que esperábamos dar, pero esto tiene solución. Estamos convencidos de dar la vuelta a la eliminatoria", dijo Arbeloa. Mientras, Casillas volvió a maldecir los errores de una defensa muy distinta a la de al Liga. "El resultado es para preocuparse porque con el 1-0 tienes que tener mucho cuidado", declaró el meta blanco.

Desde ayer el vestuario madridista se enfoca el futuro con tres semanas para recuperar su mejor versión y arreglar lo ocurrido frente al Olympique de Lyon.