Por primera vez en esta campaña, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy cruzaron sus caravanas en Palma. A la misma hora y en la misma ciudad, se disputaron ayer idéntica plaza electoral: Baleares. En las islas hay pelea, según todas las encuestas. Es la primera autonomía, de las que visita el presidente, en la que el PSOE tiene opciones de desbancar al PP del Gobierno. Por eso afiló sus garras. Se burló de las "carantoñas" de Rajoy a CiU para ofrecerle pactos futuros y usó el ladrillo como munición. A mil metros del presidente, en un recinto que duplicaba en aforo al del PSOE, Rajoy insistió en pactar que gobierne la lista más votada.

Como cuando se cruzan en el Congreso, Zapatero y Rajoy no se vieron ni se saludaron. Ni ganas. El crecimiento urbanístico, fuente de desarrollo para el PP y de desastre medioambiental para el PSOE, centró el mensaje del jefe del Ejecutivo y del aspirante a desbancar a Jaume Matas del Gobierno autonómico, Francesc Antich. Zapatero llamó a votar para "salvar España" del urbanismo "salvaje" del PP. Ante 7.000 incondicionales, Rajoy solo mencionó el urbanismo para reprochar a Zapatero que no haya pasado en campaña por Ibiza, donde un exdirigente socialista local acusa al aspirante a repetir como alcalde de cobros de comisiones ilegales.

Rajoy pasó por las islas --visitó tres-- sin mencionar el nuevo Estatuto de autonomía, pese a que lo impulsó uno de los suyos. Zapatero hizo una encendida defensa de las reformas estatutarias. De todas. La referencia le sirvió para burlarse de Rajoy, que el jueves ofreció pactos a CiU en Barcelona. "Es cuanto menos divertido ver al PP de Rajoy hacer carantoñas a los nacionalistas en el País Vasco y Cataluña. ¿No eran los que iban a romper España? ¿Cómo se puede tener tanto cinismo y tanta hipocresía?", espetó.

MALOS AUGURIOS Según el último sondeo del CIS, el PP puede perder en las Baleares tres de los actuales 30 diputados y quedar a dos escaños de la mayoría absoluta. Los socialistas crecerían hasta obtener 21 o 22, suficientes para gobernar de nuevo tras pactar con el resto de fuerzas que concurrirán el 27-M.

Baleares está en plena ebullición constructora, pero la gente sigue con serias dificultades para adquirir un piso. Los jóvenes encuentran empleo demasiado rápido y eso revierte en un índice preocupante de abandono escolar. Esos son los ejes del discurso de Antich, aderezado con la reciente compra de un palacete por parte de Matas. El céntrico piso del presidente, según el PSOE, está tasado en cuatro millones de euros. Pero a Matas le costó menos de uno.

Zapatero apoyó esos argumentos y cargó contra la "construcción sin control" del PP, que alimenta a los "especuladores" a costa de la gente y del medio ambiente. Para poder "salvar a España" de la voracidad del ladrillo, llamó a votar al PSOE.