"He decidido decir la verdad en esta primera ocasión ante el tribunal". El exasesor de Urbanismo de Marbella Juan Antonio Roca sorprendió ayer a todos al reconocer por vez primera que había pagado un soborno. En este caso, el "beneficiado" fue el juez Francisco de Urquía, a quien dijo haber entregado 73.800 euros en mano para ayudarle con la compra de su casa, a cambio de conseguir sus favores judiciales en el futuro. El magistrado lo negó todo e insinuó un posible pacto con altas instancias para obtener un trato de favor en siguientes juicios, como el del caso Malaya.

La confesión de Roca descolocó a más de uno, incluidos sus propios abogados, como bien se encargó de subrayar al declarar. Y provocó un receso para que la defensa rehiciera su interrogatorio. El presunto cerebro de la trama de corrupción en Marbella afirmó que hasta ahora lo había negado todo por consejo de su letrado, pero --"aunque no es fácil", dijo-- había decidido contar la verdad. Y su verdad es que Urquía le pidió ayuda económica y él se la dio porque le interesaba su colaboración en un futuro, sin precisar más. Eso sí, admitió que el único asunto pendiente en ese juzgado era la querella para evitar la emisión de un reportaje televisivo que cuestionaba el origen de su fortuna.

Fue aún más lejos, y no solo desmintió cualquier mediación de su "amigo" Arnaud Fabrice Albouhair en el asunto, sino que, además, reconoció haber ordenado las anotaciones contables intervenidas en los registros de la operación Malaya.

Esta es la base de dicho proceso, dado que dan cuenta de las entradas de dinero por parte de los constructores y la salida en forma de pagos a concejales y similares.

REUNION "A SOLAS" Así, reiteró que, como corroboraron los policías de la investigación, ordenó anotar dos salidas por importe de 63.000 y 10.800 euros, dinero que entregó a Urquía en una reunión "de ambos a solas" en su despacho de Maras Asesores.

Según apuntaron los agentes de la Udyco que testificaron ayer, el dinero procedía del constructor José Avila Rojas, y al cruzar esas cantidades con las hojas de contabilidad intervenidas en la operación Malaya --más de 10 gigas de información-- hallaron el contrato de venta de la casa así como un recibo firmado por el juez. "Y forma parte de una trayectoria, no un pago puntual", aseveró un agente.