La lluvia que va y viene está desesperando a las hermandades cacereñas, que no saben a qué atenerse. Por la mañana, la Sagrada Cena puso en la calle sus tres pasos bajo un cielo cubierto, pero el arrojo del centenar de hermanos de carga (hombres y mujeres) de su gran grupo escultórico, junto a los niños que llevaban la nueva imagen del Triunfo de la Eucaristía, y de las sesenta cofrades que cargaban con la Virgen del Sagrario, hicieron que la lluvia les alcanzara ya en la Paz, obligándoles a regresar con un sentido homenaje ya en Santiago.

Por la tarde, la cofradía del Amor retrasó por dos veces su salida a la espera de que la lluvia remitiera, y finalmente cruzó la portada de Santa Gertrudis con el Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad. Al llegar a Galarza regresó la lluvia y la comitiva emprendió la vuelta.

A esa hora, y tras esperar más de treinta minutos, la centenaria Vera Cruz tuvo que comunicar a todos sus hermanos, reunidos en San Mateo, que este año tampoco podrían procesionar como ya ocurrió en 2011. Cáceres se quedó sin los pasajes de las últimas horas de Jesús: Oración en el Huerto, Beso de Judas (nuevas andas), Flagelación, Cristo de la Salud y la Dolorosa. Los cofrades realizaron un sentido acto.

Y a las diez de la noche, la cofradía del Humilladero tampoco quiso arriesgar y dedicó cultos en el Espíritu Santo al Cristo del Humilladero (siglo XIV), el Señor de la Columna (XVII) y María Corredentora. En la madrugada anterior, el Cristo Negro sí aprovechó una leve mejoría para realizar su recorrido por un casco histórico de nuevo lleno.