Las causadas por la cocaína y el alcohol se sitúan como las dos principales adicciones atendidas por Proyecto Hombre en Extremadura, pero con una presencia creciente del cannabis. Según los datos facilitados por esta entidad, dentro del total de personas asistidas por ella entre enero del 2015 y mediados de junio de este año, la principal causa para recibir tratamiento fue la adicción a la cocaína (31,49% de los casos). A continuación aparece el alcohol, ya sea por su consumo en grandes cantidades (3,87%), o en dosis no tan elevadas (16,57%). En otro 4,42% de las ocasiones la dependencia de las bebidas alcohólicas estaba combinada con el consumo de otras drogas.

En tercer lugar figura el cannabis, con un 13,26%, una sustancia cuya problemática ha experimentado una evolución al alza en los últimos años. «Se está viendo un incremento sobre todo entre la gente más joven. Se está normalizando su consumo y llegando a un punto en el que fumar un porro se ve casi como fumar un cigarro», lamenta Blanca González Santos, terapeuta de Proyecto Hombre en Plasencia. «Lo que la mayoría te dice es ‘porque me fume un porro no me va a pasar nada, porque a mí me relaja’. No se dan cuenta del problema que conlleva», añade, al tiempo que avisa de que los consumos de esta droga se están dando cada vez a unas edades más tempranas y que su abuso «está generando muchísimas enfermedades mentales y trastornos a nivel psiquiátrico, desde esquizofrenia a tener brotes psicóticos, exactamente lo mismo que te puede pasar con la cocaína».

Sí que hay diferencia, matiza, entre el cannabis y otras sustancias en el tiempo que transcurre hasta que se dejan sentir los efectos de su consumo sobre el organismo tanto a nivel físico como mental. «Tarda más en notarse de lo que puede suceder con la cocaína, la heroína o cualquier otra sustancia y sus efectos son menos visibles. Para ver el desgaste que produce en una persona tiene que pasar mucho más tiempo», precisa.

Por contra, la heroína, adicción a cuyo tratamiento más se vinculaba Proyecto Hombre cuando esta organización echó a andar en los años ochenta, apenas supone ya un 3,31% de los tratamientos. «El consumo ha bajado muchísimo. La heroína inyectada prácticamente ya no se ve», explica.

OTRAS SUSTANCIAS / Las estadísticas de atendidos por Proyecto Hombre en Extremadura se completan con un 1,66% por al uso de anfetaminas e igual porcentaje correspondiente al resto de sustancias (como las benzodiazepinas o los barbitúricos). Aparte, hay otro 13,81% en el que no hay identificada una única sustancia como motivo principal del problema (diferentes modalidades de policonsumo, exceptuando cuando está implicado el alcohol) y otro 9,39% en el que el consumo de más de una sustancia llega a ser diario.

En cuanto al perfil de las personas atendidas, se trata mayoritariamente de hombres (un 87,91% de las veces, frente a un 12,09% de mujeres), con una edad media de 34 años. La mayor parte —un 70%—, son solteros y «un porcentaje muy alto no tienen estudios o son los básicos», señala Blanca González, que aclara también que se trata habitualmente de personas integradas en su entorno social. «No suelen venir de familias desestructuradas. Sus problemas vienen derivados del consumo».

A la hora de poner fin a las distintas adicciones, indica que «no hay diferencias» en el tratamiento. La conducta, el comportamiento, o las actitudes, son las mismas en una persona que consume una sustancia u otra. Se trabaja exactamente de la misma manera».

A nivel nacional, el ‘Informe 2018 del Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento’ recoge que el 90% manifiesta consumos regulares o problemáticos con el alcohol, a pesar de que esta sustancia no sea el principal motivo de petición de ayuda, algo que sucede en el 37,3% de solicitudes de tratamiento, seguido del 34,9% que lo hizo por cocaína, el 8,9% por el cannabis y el 3% por la heroína.