El Proyecto Hombre, que desarrollan conjuntamente las Diócesis de Coria-Cáceres y Plasencia, cuenta en Extremadura con siete profesionales y dos recursos: un programa ambulatorio en la capital cacereña donde se tratan principalmente las dependencias a la cocaína y el alcohol, y una comunidad terapéutica en Plasencia (en la Sierra de Santa Bárbara, aunque la fase de acogida se desarrolla en la calle Coria). En la fase ambulatoria se trabaja en grupos terapéuticos dos días a la semana y siempre en horario de tarde para facilitar el acceso al programa sin que ello impida al usuario seguir con su ritmo de vida habitual.

Se trata de personas con una «vida estructurada» que quizás están en una fase inicial del consumo de sustancias o en los que este se limita a los fines de semana. «No hay una pérdida de esa red familiar, social o laboral, que en otros casos sí se puede dar y que hace más aconsejable el tratamiento interno», puntualiza Blanca González Santos, terapeuta de Proyecto Hombre en Plasencia.

Este tratamiento interno se realiza en el recurso del que se dispone en Plasencia, y que cuenta con una veintena de plazas. Allí los usuarios permanecen en régimen semiabierto de lunes a viernes. «Se trabaja con ellas no solo la parte de la abstinencia, sino también todo lo que conlleva la conducta adictiva, las razones por las que se ha generado. Se trata de estructurar su vida: de tener unas normas, poner unos límites, unos horarios... En definitiva, de que sepan organizar su vida a todos los niveles».

La fase de comunidad terapéutica se prolonga entre nueve meses y un año. «Va variando en función de la persona y de la evolución que lleve en el proceso», resalta González. Una vez que este periodo acaba, aún no se recibe el alta. «Se pasa a una fase de reinserción social, que dura nueve meses y donde lo que se hace es consolidar y llevar a la vida real todos aquellos objetivos que se han ido marcando durante la comunidad terapéutica», resume. En esta etapa, de seguimiento, apoyo y orientación, se hace hincapié en el ámbito laboral, las relaciones familiares y de amistad, el ocio o la resolución de conflictos. Llegados a este punto la asistencia al programa se va distanciando de manera paulatina hasta que, finalmente, se les puede dar el alta.