Están cansados de oír que «la biología es la biología», de la confusión entre identidad y orientación sexual o de que se «genitalice» la identidad. De las cargas morales de quienes no les comprenden y de discursos buenistas que les encasillan. Daniel y Yago son dos jóvenes extremeños transexuales que se atreven a soñar con una escuela de colores capaz de responder a sus necesidades, porque si desde la niñez se crece viendo la homosexualidad, la transexualidad o la bisexualidad de manera natural, la sociedad avanzará a pasos agigantados.

Así lo explicaron ayer durante un acto celebrado en Mérida con motivo del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia que se celebra el 17 de mayo, en representación de la Asociación de Familias de Menores Transexuales, Chrysallis. «No se puede naturalizar lo que no se ve y la diversidad no está contemplada en el sistema educativo, no circula en los libros de texto, por lo que dependemos de la sensibilidad del profesorado para abordar la diversidad dentro del aula», dijeron.

Para Daniel y Yago la escuela es el lugar en el que aprendemos a leer, escribir y convivir, pero la educación está pensada desde la «heteronormatividad» y la infancia y juventud se entiende como una etapa en la que la persona no sabe y debe ser un adulto «quien nos enseñe como sentirnos». Por este motivo, han reclamado que los centros educativos, en su papel «fundamental» de apoyo y acompañamiento durante la infancia, cuenten con personal cualificado para dar respuesta a la sociedad diversa, ya que muchas escuelas se sienten desbordadas ante este problema.

A pesar de todo, «aquí estamos, visibles y resistentes, porque no tenemos que pedir permiso, somos parte de este mundo, cuando perdemos el derecho a ser diferentes, perdemos el privilegio de ser libres», concluyeron.

Al acto también acudieron presidente de la Fundación Triángulo en Extremadura, José María Núñez; la representante de Extremadura Entiende, Pilar Milanés; la consejera de Cultura e Igualdad, Leire Iglesias; y el concejal de Diversidad del Ayuntamiento de Mérida, Pedro Blas Vadillo. José María Núñez y Pilar Milanés coincidieron en señalar la necesidad de defender la igualdad y los derechos ya conseguidos desde el argumento y el diálogo ante el crecimiento de la «extrema derecha».

Por su parte, Iglesias lamentó que «nos seguimos encontrando con la terrible enfermedad de la intolerancia y el odio», por lo que se debe recordar a los activistas del colectivo LGBTI que han sido agredidos y encarcelados, al tiempo que se reclama el fin de la penalización «irracional» para sus miembros. En este sentido, Vadillo ha pedido a las asociaciones que continúen «apretando» a las instituciones para poder «sentirnos iguales desde nuestra diferencia y para que nadie nos diga dónde o cómo debemos vivir, ni a quién debemos o no besar».