La granja cinegética Los Lunares de Monterrubio de la Serena ha celebrado cacerías ilegales de lobos durante al menos los últimos tres años. Así se desprende de las investigaciones que está desarrollando la Guardia Civil en el marco de la denominada Operación Safari .

En este sentido, fuentes de la investigación confirmaron a EL PERIODICO EXTREMADURA que también se ha descubierto que estos animales eran importados en su gran mayoría desde fincas ubicadas en el norte de Madrid y en Burgos, donde eran criados en cautividad con cartillas cinegéticas falsificadas que los catalogaban como perros cimarrones. La Guardia Civil seguía el rastro de estas actividades ilícitas desde hace mucho tiempo (afirman que el responsable de estas cacerías se jactaba de ellas durante el desarrollo de monterías legales), pero la gran dificultad era conseguir probar los hechos, algo que hasta ahora, insisten, no ha sido posible.

De hecho, los agentes de la Guardia Civil han constatado que el gestor cinegético Manuel D. M, detenido junto a otras seis personas el pasado sábado, había realizado ya un nuevo pedido de media docena de lobos para una próxima batida ilegal. El desarrollo de este negocio, señalan las fuentes consultadas, supone una triple ilegalidad, puesto que los compraron sin autorización y los transportaron e introdujeron en la finca de forma igualmente ilícita.

Además, y como ya ha venido informando en los últimos días este diario, en esta granja --que sólo tenía permiso para criar pero no matar ciervos, muflones, gamos y jabalíes-- se abatieron al menos dos tigres y se iba a hacer lo mismo con otro tigre y un león. El tigre superviviente fue enviado días atrás a un zoológico de Málaga, mientras que el león fue entregado, ayer mismo, a los responsables de un circo. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) tienen constancia también de que al menos un lince fue abatido igualmente en el interior de la finca de Monterrubio de la Serena y trabajan en la localización de sus restos.

Por lo que se refiere a los siete detenidos, la Guardia Civil continúa investigando para tratar de identificar a más personas que hayan participado en estas cacerías ilegales, pero el hecho de que los detenidos se nieguen a declarar está relentizando todo el proceso.

PRIMERA DECLARACION Según ha podido saber este diario, el matrimonio madrileño se limitó a asegurar en el interrogatorio desarrollado por la Guardia Civil que se encontraban en la finca únicamente para cazar un muflón --algo que también sería ilegal, puesto que era una granja en la que no se podían abatir animales--. Sin embargo, los agentes aseguran que no llevaban armas de caza y que en su cámara digital se encontraron las fotos que se hicieron con los restos del tigre muerto.