El 21 de mayo de 1983 se constituía la Asamblea de Extremadura, máximo órgano legislativo de la comunidad. Su primera tarea fue crear una conciencia de región entre los extremeños, pues según su presidenta actual, Blanca Martín, entonces solo había dos provincias que se daban la espalda. Hoy la Cámara autonómica cumple 37 años y su misión por el contexto actual mundial es igual de importante: reconstruir una región que llora más de 500 muertos por la pandemia de coronavirus y que en los próximos meses vivirá la situación económica más complicada de su existencia.

-Parecía que con la mayoría absoluta del PSOE la legislatura iba a ser tranquila, pero todo ha saltado por los aires. ¿Cómo ve los próximos meses?

-Me encantaría saber qué va a pasar, y no en los próximos meses sino hasta mañana, porque nadie esperaba esto. Tenemos una mayoría absoluta pero en estos momentos creo que eso es lo de menos, lo importante es que nos pongamos de acuerdo para reinventarnos porque va a haber que construir un país y una región.

-La Asamblea celebra su 37 aniversario paralizada, en medio de una pandemia que ha dejado ya más de 500 muertos en Extremadura. ¿Cuál está siendo su papel en la crisis sanitaria?

-No estoy de acuerdo en que la Asamblea esté paralizada: no hubo actividad desde que se decretó el estado de alarma (15 de marzo) hasta mediados de abril, pero justo después de Semana Santa se retomó una actividad bastante normalizada y la Diputación Permanente quedó sin efecto. Solo son cambios: de los 65 diputados y diputadas a los plenos asistimos 25, pero por medidas de seguridad. Es curioso, la Asamblea de Extremadura es ahora el parlamento autonómico que más actividad tiene y donde antes se ha retomado la actividad porque muchos se han visto obligados a hacer reformas exprés de sus reglamentos para recoger cuestiones que nosotros sí tenemos, como el voto telemático. Con respecto al papel que jugamos, lo pensaba estos días: en la primera legislatura Antonio Vázquez y Juan Carlos Rodríguez Ibarra tuvieron que construir una

autonomía y 37 años después nos vamos a tener que reinventar: ni los propios edificios están adaptados. Tampoco nuestra mentalidad, como políticos estamos viviendo de manera humana todo lo que está sucediendo.

-Entonces, ¿va a ser la reconstrucción de la región el reto más importante que afronte la Asamblea desde su creación?

-Posiblemente. La primera fue una legislatura muy importante porque ni el edificio existía ni los diputados sabían todavía muy bien el papel que jugaban. Pero se construyó una región, y ahora toca esa reconstrucción. Creo que todavía no somos conscientes los que pertenecemos a esta casa del papel tan importante que vamos a jugar en los próximos tres años.

-A la vista de las críticas de los grupos parlamentarios, ¿cree que la Junta está informando adecuadamente al Parlamento de la gestión de la pandemia?

-Me consta y lo vivo a diario. Desde el primer momento hay una relación directa del presidente de la

Junta con los grupos parlamentarios y también con esta Presidencia. Asistimos todos los miércoles a

la reunión con todas las instituciones de la región, donde se hacen propuestas y críticas. Y en cuanto a la convalidación de los decretos leyes, también se está dando participación. La comunicación y la transparencia es total, otra cosa es ya la crítica política, que evidentemente yo la entiendo.

-¿Cuál ha sido el mayor logro de la Asamblea en estos 37 años? ¿Cómo ha transformado la vida de los extremeños?

-Se ha transformado una región que no existía: existían solo dos

provincias que además se daban bastante la espalda porque no había una conciencia de región. A

ello hay que sumar el avance de la autonomía: desde las infraestructuras viarias, aunque nos faltan algunas que hay que seguir reivindicando, al agua corriente o el asfaltado de las calles y el desarrollo que han tenido nuestros pueblos.

-¿Qué retos quedan por delante?

-Ahora muchos. Tendremos que modernizarnos más con los recursos más limitados que nunca. A nivel social, consolidar el sistema sanitario: jugamos un papel fundamental en el control y llevamos la iniciativa para poner en marcha las cuestiones que son necesarias para reactivar la economía, el turismo, la cultura, hasta el desarrollo urbanístico.

-Dice que los recursos van a ser más limitados que nunca. En las redes sociales hay corrientes que piden gestos a los políticos. ¿Qué opina al respecto?

-No voy a entrar en la polémica de bajar sueldos sí, bajar sueldos no... Hay que gestionar bien los recursos públicos que tenemos y desde luego los políticos de esta región estamos acostumbrados a hacerlo. Somos el parlamento más austero de toda España y veremos lo que va pasando. Si hay que tomar medidas, se tomarán. Cuando llegue el momento se hablará.

-¿Qué se puede hacer para acercar la política a la calle?

-Pues yo creo que la política está en la calle constantemente y me ha llamado mucho la atención en estos meses de confinamiento que si de algo se está hablando, tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, es de política. En este país se habla mucho de fútbol, pero como el fútbol también estaba confinado, se ha hablado más de política que nunca.

-¿Qué le diría a los partidos que, como Vox, piden la supresión de las autonomías?

-Pues que gracias a las autonomías se han resuelto cosas de una manera bastante más eficaz en España que en otros países de la UE. Yo creo que fue un éxito en la Constitución de 1978 y la organización territorial de este país va a ser el gran éxito cuando pase esta pesadilla.

-Es la segunda mujer que preside la Asamblea de Extremadura. ¿Ha sentido en estos 5 años alguna discriminación?

-Sí. Sí, sí, sí. Falta de reconocimiento de autoridad por el hecho de ser mujer. En ocasiones lo he hecho evidente y en otras no, pero he tomado nota y he tratado de corregirlas no solo conmigo como presidenta, sino también con mis compañeras diputadas. Posiblemente sea algo inconsciente por la propia sociedad y la educación que hemos recibido, pero a veces esos micromachismos que vivimos son palpables. Es cierto que esta segunda legislatura está siendo un poco distinta, pero sí lo noto en comparativa con mis compañeros que han sido presidentes.

-¿Qué es más fácil, dirigir un parlamento con mayoría absoluta o sin ella?

(Risas). Pensaba que iba a ser mucho más fácil un parlamento con mayoría absoluta pero hasta antes de la pandemia los debates han sido más acalorados que en la anterior legisalatura, donde todos estaban más pendientes del otro, a ver cómo salían las cosas adelante.