Son un minoría, pero la tendencia al alza de los últimos 15 años es un reflejo del mercado de trabajo actual y más aún de cómo ha ido variando ese mercado con el paso del tiempo. En Extremadura hay 1.443 hombres que perciben una pensión de viudedad. La cifra es insignificante si se compara con las 46.768 mujeres que reciben la prestación, según los últimos datos disponibles en la Seguridad Social, correspondientes al mes de noviembre. Pero el dato es más revelador si se tiene en cuenta el hecho de que esos 1.443 hombres suponen un incremento del 21% en los últimos 15 años, frente al retroceso en el cómputo global de perceptores de este tipo de prestación, arrastrado únicamente por el descenso de las mujeres que reciben esta pensión o más bien el descenso de mujeres que se incorporan a recibir la prestación en consonancia con lo que dicta la actual pirámide de población.

¿Qué motiva el incremento de los hombres que tienen derecho a esta pensión contributiva ligada a la cotización y diseñada para compensar la falta de ingresos ante el fallecimiento del cónyuge? Pues únicamente el cambio de época y el hecho de que un derecho que se creó básicamente para compensar la pérdida de la principal fuente de ingresos cuando la mujer no estaba incorporada al mercado laboral (o lo estaba solo de forma intermitente) ahora es un derecho que generan de forma habitual las mujeres, porque alcanzan una carrera laboral lo suficientemente larga como para que también sus parejas puedan percibir la prestación si ella fallece antes (se requieren 15 años de cotizacion, dos de ellos en la última década). Ellas siguen siendo las que asumen de manera generalizada las cargas familiares vinculadas con los hijos o la dependencia (que impactan en su cotización) en detrimento de su carrera profesional (el 90% de las excendencias para el cuidado de un familiar las asumen las mujeres), pero la tendencia se dirige hacia un equilibrio de la balanza que confirman expertos y también varios estudios que ya plantean la necesidad de repensar el modelo actual de esta prestación para que sea más sostenible a largo plazo

REFORMULAR / «No se plantea suprimir esta prestación, pero si habrá que hablar de cómo hacer reajustes, aunque nunca en las que ya existen», subraya Inmculada Domínguez, profesora de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Extremadura y experta en pensiones. Pero lo que sí empiezan a plantear algunos estudios es la necesidad de reformular el modelo con prestaciones que pueden ser transitorias o en función de otros ingresos, para que pueda garantizarse la sostenibilidad del sistema.

Para explicar las tendencias contrarias que dibuja la estadística entre hombres y mujeres hay que analizar el recorrido de ambos en el mercado laboral por un lado y también la esperanza de vida. La tendencia de las pensiones de viudedad que perciben las mujeres representan la evolución natural de la pirámide de población, en consonancia con las defunciones que se van produciendo de perceptoras (salen del sistema) y con la incorporación de otras nuevas al fallecer sus parejas. Como las mujeres eran las únicas que percibían la pensión hace 30 años (porque muy pocas estaban entonces en el mercado laboral con la continuidad suficiente para generar ese derecho) en los tramos más altos de esta prestación solo aparecen ellas.

Además, las mujeres viven 85,2 años de media frente a los 79,4 años de los hombres, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística correspondientes al 2017. Eso supone que en los tramos más altos de la tabla (por encima de los 75 años) mientras que hay una importante ‘bolsa’ de perceptoras, la proporción de hombres es mínima. Apenas un 0,2% de los perceptores de una pensión de viudedad con más de 85 años son hombres.

De hecho, viendo los datos desglosados por edades, más de dos tercios de los 1.443 extremeños que perciben una pensión de viudedad tienen menos de 65 años. Frente a eso, solo 411 tienen más de 65 años y de ellos apenas hay un centenar en el tramo más alto, con más de 85 años. En el caso de 46.768 mujeres que perciben esta prestación (la inmensa mayoría porque son un 97% del total) más de 30.000 tienen más de 75 años y la mitad de ellas superan los 85 años de edad.

«La pensión de viudedad ha tenido un importante papel para eliminar la brecha de género», sostiene la profesora de la UEx, que recuerda que estos ingresos se crearon para que sirvieran de sostén de las familias cuando desaparecía la que entonces era la única fuente de ingresos (o la principal). Pero lo habitual ahora es que trabajen hombres y mujeres y ambos generen el derecho a esa prestación para el otro. «Cuando uno de los dos fallece hay un desequlibrio económico, pero puede reajustarse la situación», apunta. Por eso hay estudios ya que plantean la opción de que en lugar de que sea vitalicia sea una pensión temporal o sujeta a que tengas otras rentas, con el fin de adaptarlas al nuevo escenario.