La fecha de celebración de los exámenes extraordinarios sigue creando división entre la comunidad educativa. A las propuestas de junio y septiembre se unió ayer la realizada por la Federación Regional Extremeña de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Colegios Públicos (Freapa-CP), que ve más adecuado el mes de julio para hacer las pruebas de recuperación.

El Gobierno extremeño urge al Ministerio de Educación para que tome lo antes posible la decisión de suprimir o no este examen. En caso de que se mantenga, la consejería dice que sea el ministerio el que fije si se realizan en junio o en septiembre. De lo contrario, el secretario de Educación extremeño, Angel Benito, reiteró el pasado sábado sea el Consejo Escolar de Extremadura el que establezca la fecha.

A este respecto, el presidente de la Freapa-CP, Rafael Delgado, reiteró ayer la necesidad de que la Junta contemple el mes de julio, además de junio y septiembre, y que hay que consultar por separado a padres, alumnado y profesores, ya que los padres no están dispuestos a aceptar una votación en los consejos escolares de los institutos, en los que tienen derecho a voto nueve profesores y sólo tres padres.

Esta organización aboga por que los exámenes sean en julio, para que alumnos que hayan suspendido en junio sigan sus clases en sus centros y con sus profesores hasta esas pruebas.

SISTEMA EFICAZ Según Delgado, este sistema se aplica en el País Vasco y Navarra, las dos comunidades con menor fracaso escolar, aunque reconoció que generaría "tensiones" entre las partes porque, entre otras cosas, puede provocar más gasto.

Además, argumentó que en junio sólo han aprobado un 17% de alumnos y que en septiembre "hay muchos alumnos que incluso saben menos que en junio". Sin embargo, unas 40 asociaciones del suroeste extremeño apuestan por esta fecha.

En este sentido, la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, indicó ayer en el Congreso que la repetición de curso debe estar vinculada a programas específicos de recuperación.