La Hermandad de la Soledad no se atrevió, finalmente, a sacar la imagen de la patrona, pero pudo complacer a las miles de personas que llenaban la plazoleta y la calle Francisco Pizarro sacándola a la puerta para celebrar un besamanos, lo que fue suficiente para que recibiera un rosario de saetas, para gozo y emoción de quienes aguardaban la salida de la procesión, como explicó el hermano mayor, Joaquín Gil.

Entre los asistentes se encontraban el coordinador de Presidencia de la Junta, Juan Parejo; el delegado del Gobierno, López Iglesias, y miembros de la Policía Local de Badajoz, que custodia a la Virgen cuando procesiona, con un crespón en homenaje a Juan José Venero, el superintendente fallecido que era devoto de la patrona.

De madrugada sí salió el Jesús de la Humildad, a las 01.00 horas de la Concepción, en su procesión del Silencio, a pesar de que chispeó unos diez minutos, en los que cubrieron la imagen con un plástico, pero terminaron el recorrido y el Vía Crucis, con especial emoción en la plaza Alta, con solo la luz de las antorchas.

Muchos de los que esperaban ver a la Soledad, aguardaron algo más de hora y media para ver si salía la procesión del Cristo de la Caridad y la Virgen de la Aurora, de la iglesia de San Agustín, a pocos metros de la plaza de la patrona, pero tampoco salió. Sólo, tras una oración en en la iglesia, asomaron la imagen a la puerta.

El paso que sí salió fue El Descendimiento, de San Andrés, pasadas las diez de la noche y con el Cristo cubierto con un plástico, para hacer su Vía Crucis.