Una vez salió del armario, en el 2010, Ricky Martin se convirtió en adalid de los derechos de los homosexuales. Pero durante años y años fue un homófobo muy activo. «Echo la vista atrás y me doy cuenta de que intimidaba a las personas que sabía que eran gais. Tenía interiorizada la homofobia. Creo que era un mecanismo para liberarme de la terrible disputa que sentía por dentro», confiesa a la revista 'GQ'. El cantante explica que todo nace de un conflicto interior: «Estaba enfadado con el mundo, era terriblemente rebelde. Solía mirar a los homosexuales y pensar: 'Yo no soy como ellos. No quiero ser así, ese no soy yo'. Me sentía completamente avergonzado de lo que era».

Martin recuerda que su Puerto Rico natal era un mal sitio para los homosexuales. «Cuando todo el mundo te dice que sentir lo que sientes es una aberración, que la sociedad también lo cree y que la religión lo condena, tu autoestima se desmorona. Y creo que proyecté mi frustración y mi rabia hacia los que estaban a mi alrededor». Y se metió con los gais. Hasta que nacieron sus gemelos, Matteo y Valentino. «Sentí que tenía que deshacerme de todo eso, enfrentarme a mí mismo y reconocer lo que era [...] No quería que mis hijos crecieran en una casa llena de mentiras o incluso pensando que había algo malo en ser homosexual».