Más de una semana después de que la revuelta azafrán fuera aplastada, miles de personas en todo todo el mundo salieron ayer a la calle para protestar contra la represión militar. La jornada de protesta global, organizada por Amnistía Internacional, comenzó en Sídney y siguió por capitales asiáticas como Nueva Delhi, Kuala Lumpur o Bangkok, donde reside gran parte de la disidencia birmana, y terminó en Europa.

El primer ministro inglés, Gordon Brown, volvió a clamar contra la Junta y reclamó a la UE que se prohíba a las empresas extranjeras que inviertan en Birmania. Mientras, la Junta militar silenció las críticas internacionales y acusó a la oposición de haber instigado a los monjes a manifestarse.