El alcalde de Jerusalén, Uri Lupolianski, ordenó suspender las polémicas obras para reconstruir la rampa que conduce a las Explanada de las Mezquitas, donde se encuentran la de Al Aksa y Omar, hasta que las apruebe una comisión municipal encargada de planificación. El texto de la decisión fue redactado por Lupolianski y el rabino del Muro de las Lamentaciones, Shamuel Rabinovich, después de conversar con el fiscal general Menajem Mazuz, con funcionarios de planificación del municipio, con líderes de la comunidad musulmana del país y con representantes de los vecinos árabes de Jerusalén oriental para que puedan ver los planos y opinar.

Dirigentes de la comunidad islámica afirman que el objetivo último de esas obras es socavar los fundamentos de la mezquita sagrada de Al Aksa, situada a unos setenta metros de distancia. El aplazamiento de las obras fue adoptado anoche, horas después de que el Gabinete Nacional, presidido por el primer ministro Ehud Olmert, aprobara la continuación de las mismas, que debieran comenzar cuando finalicen las "excavaciones de salvación", que son de rigor, para rescatar posibles restos arqueológicos en el lugar. Las excavaciones, junto al Muro de las Lamentaciones, que se halla debajo de esa explanada, están a cargo, según la ley, por arqueólogos de la Dirección de Antigüedades de Israel.

En esencia, el aplazamiento de las obras para construir un puente que sustituirá a una vieja rampa para el ascenso de visitantes a la Explanada de las Mezquitas indica que comenzarán una vez que se expresen todos los sectores interesados o que se sientan afectados. Un tercio de los 700.000 vecinos de Jerusalén, la ciudad más grande de Israel, son palestinos residentes en barrios y aldeas de Cisjordania anexionadas al distrito del ayuntamiento tras la victoria en la "guerra de los seis días" de junio de 1967. Fuentes del municipio, que dieron cuenta de la decisión del alcalde, miembro de la comunidad ultra-ortodoxa de Jerusalén, dijeron que las obras pueden quedar pospuestas durante varios meses.

"El plan para la construcción de la rampa engendró una ola de rumores y conjeturas acerca de las intenciones de Israel respecto de la mezquita de Al Aksa, y por tanto decidimos actuar en forma totalmente transparente y conjuntamente con todos los residentes", indicó el alcalde. Lupolianski expresó su deseo de "ayudar a la población a que entienda que la rampa no será dañina y no estará dentro del Monte del Templo" o la colina de Haram es Sharif como la conocen los musulmanes. "Es muy importante para nosotros que no sienta que estamos encubriendo nada o actuando en forma artera", agregó al explicar el por qué de la decisión municipal, que contradijo a la del Gobierno. La Comisión de Rabinos de los territorios palestinos ocupados impugnó esta mañana la decisión del Lupolianski como "un acto de debilidad en la defensa de la soberanía de Israel en Jerusalén". La asesoría legal del ayuntamiento había otorgado hace unos el correspondiente permiso para emprender esas obras, que generaron indignadas y en ocasiones violentas protestas del Movimiento Islámico de Israel, entre los palestinos -en su gran mayoría musulmanes-, y en varios países islámicos. Una delegación de legisladores de la minoría árabe en Israel tiene previsto reunirse esta tarde con representantes del Comité Superior Islámico (Wakf) para analizar la situación.

De momento, no se conocían reacciones en medios del Gobierno sobre la decisión del alcalde jerosolimitano, que también pudo haber sido motivada por el deseo de preservar la calma en la explanada del Muro de los Lamentaciones y proteger a los feligreses judíos en el caso de que persistieran los disturbios en la zona.