Apenas 24 horas antes de la visita prevista del presidente de EEUU, George Bush, a la India, 25 personas murieron ayer en un atentado contra un camión repleto de militantes antimaoístas en el centro del país. La policía atribuyó el ataque --el más sangriento de los últimos años-- a los rebeldes maoístas, activos desde hace más de cuatro décadas en las zonas rurales.

Las autoridades anunciaron que el número de muertos podía aumentar, ya que muchos de los 40 heridos estaban muy graves. La matanza fue perpetrada en el distrito de Dantewada, a 550 kilómetros al sur de Raipur, capital de Chattisgarh. La guerrilla maoísta inició su lucha en los años 70 con el objetivo de crear un Estado comunista independiente en el este y sur del país, donde más de 6.000 personas han muerto desde entonces en ataques y atentados.

Con estos núcleos de violencia repartidos por tres zonas del país y numerosas manifestaciones convocadas, el Gobierno indio ha desplegado toda su fuerza militar para dar seguridad al mandatario de EEUU, que empezará hoy su primer viaje al país. Policías, militares, francotiradores, comandos especiales y agentes secretos sumarán más de 5.000 personas destinadas a conseguir que no le pase nada al presidente. En el hotel de cinco estrellas Maurya Sheraton de Nueva Delhi, donde se alojará, la terraza está ocupada con material antiaéreo. Y Bush no llegará solo a la India: además del Air Force One , otros 12 aparatos con 700 agentes volarán con él.

CONTROVERSIA Con su popularidad en el nivel más bajo por la sangrienta marcha de la guerra de Irak --sólo un 34% de respaldo según la cadena CBS--, la visita de Bush ha generado controversia antes de realizarse. Su objetivo central es el cierre de un acuerdo que permitirá al Gobierno indio importar tecnología y materiales nucleares, a pesar de que ha desafiado a la comunidad internacional llevando a cabo una prueba atómica, en 1998, y no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear.

A Washington le critican el doble rasero que utiliza, en vista del tratamiento dado a Irán, un país que, a diferencia de la India, ni siquiera tiene armas nucleares. No obstante, en esta operación cuenta con el respaldo de Gran Bretaña, Rusia y Francia. Los principales vendedores de tecnología y materiales nucleares ven con gran interés el amplio mercado indio, cuyas crecientes necesidades energéticas deben cubrirse con centrales nucleares, según Bush.

Durante el mandato de Bush, se han descongelado tres decenios de gélidas relaciones con la India. Ahora se estrecharán con el acuerdo nuclear, que deberá ser refrendado por el Congreso estadounidense, donde se enfrenta a una gran oposición.