El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha condenado el ataque con morteros que ha dejado al menos cinco muertos y una veintena de heridos este sábado en un campamento de disidentes iraníes refugiados en Irak y ha exigido al Gobierno de Bagdad que garantice la seguridad de los residentes. "El secretario general condena enérgicamente el ataque con morteros en Camp Liberty, las instalaciones de tránsito que están cerca de Bagdad y donde residen los antiguos habitantes de Camp Ashraf", indicó su oficina a través de un comunicado referido a los miembros de los Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI), más de 3.000 desplazados que no pueden regresar a Irán por tratarse de enemigos declarados del actual régimen clerical.

El PMOI informó del lanzamiento de al menos 35 morteros esta mañana y su balance de víctimas es superior al dado por la Policía iraquí al cifrar los muertos en seis y los heridos en más de un centenar. La organización acusó al Gobierno de Irak de dificultar el traslado de los heridos y de eliminar las barreras de protección de los contenedores donde residen los disidentes y sus familias.

Por ello, el secretario general recuerda al Gobierno iraquí que es "responsable de la seguridad y bienestar de los residentes" y exige una investigación "rápida y precisa del incidente para llevar a los culpables ante la justicia".