La mayoría del Congreso salvó ayer de la dimisión a un subsecretario del Gobierno y Silvio Berlusconi pudo respirar aliviado. Sin embargo, esta votación significó para su Gabinete el inicio de una agonía que se prolongará varios meses, ya que la mayoría que salió de las elecciones del 2008 ha dejado de existir después de que Berlusconi echase del partido a Gianfranco Fini. Este arrastró a 33 diputados conservadores, que han constituido un grupo parlamentario propio, Fuerza y Libertad para Italia (FLI).

Los diputados de Fini se abstuvieron, aliándose con dos partidos centristas (UDC y API) que están en la oposición. La votación de la moción de censura se saldó con 299 votos en contra, 229 a favor y 75 abstenciones. La mayoría necesaria para salir aprobada era de 316 votos.

Con la abstención, los diputados de Fini y los centristas evitaron una crisis gubernamental pero demostraron su capacidad de hipotecar el futuro de Berlusconi en el futuro. Tan claro lo tiene el primer ministro que, según la prensa italiana, el lunes confesó a sus senadores: "El camino es estrecho y al primer incidente vamos a elecciones".

La sesión del Congreso, interrumpida repetidamente por gritos de ambos bandos, vivas a Berlusconi y aplausos, se convirtió en una arena en la que se desafiaron dos concepciones de la política. Los conservadores defendieron que "nadie dé lecciones de ética", y pasaron lista a todos los casos de corrupción en los que han estado implicados políticos del centroizquierda.

"Berlusconi muestra los músculos que ya no tiene", rebatió el progresista Dario Franceschini, que reseñó todos los casos de dimisiones recientes en los gobiernos conservadores de Europa. ¿Es posible que no dimita inmediatamente un subsecretario investigado por pertenecer a una asociación secreta?", preguntó.

El objeto del contencioso era Giacomo Caliendo, subsecretario de Defensa, investigado por formar parte de una asociación secreta, que ha recibido el nombre de P3, a través de la que intentó influir sobre varios magistrados y el mismo órgano de autogobierno de los jueces (CSM) para favorecer al centroderecha.

Varios comentaristas han escrito que el voto de ayer podría constituir un ensayo general de la nueva alianza entre Fini y los centristas de UDC y API para formar un bloque político situado entre los conservadores y los progresistas. De momento, dicho bloque mantiene a Berlusconi en vilo y muchos pronostican su dimisión y la convocatoria de elecciones en otoño.

Los diputados que dejaron el partido tras la senda de Fini apoyarán al Gobierno de Silvio Berlusconi solo cuando consideren que "las leyes que presente sean de interés general" para el país.

ABANDONO CATOLICO Hasta los medios de prensa católicos abandonan a Berlusconi, según se desprende del editorial que publicará el semanario Familia Cristiana. "Los ministros y políticos han sido reducidos a servidores y a simples ejecutores de lo que quiere el Capo", escribe la publicación, echando en cara al Gobierno "una evasión fiscal de 156.000 millones de euros anuales", que las mafias facturen "entre 120.000 y 140.000 millones al año" y que la corrupción cueste "50.000 millones". Radio Vaticano lamentó que Italia se haya convertido "en la propiedad privada de la clase dirigente".