El río Brisbane, que cruza la ciudad australiana del mismo nombre, ha empezado hoy a bajar de nivel y ha dejado al descubierto la magnitud de los daños causados por las inundaciones en la tercera ciudad del país. Los habitantes han empezado esta mañana los primeros trabajos de limpieza tras las riadas, las peores de los últimos 50 años y que han causado en los últimos días 15 muertos (26 desde noviembre) en todo el estado de Queensland y dos millones y medio de damnificados.

A primera hora de la mañana, el agua se situó en la marca de los 2,5 metros, aunque se espera que a lo largo del día vuelva a subir al menos dos veces con las mareas. Eso permitió a algunos ciudadanos volver a sus casas y tiendas para ver qué queda de ellas dentro del lodazal, que afectó a más de 26.000 edificios de la capital de Queensland.

"Hay mucho dolor y mucha pena (...) calle tras calle, todos los hogares están inundados hasta el techo", ha descrito la jefa del ejecutivo Estatal, Anna Bligh.

Muchos ciudadanos no podrán regresar a sus casas hasta dentro de varias semanas y otros tendrán que esperar meses. A los equipos de limpieza municipales se han unido decenas de equipos de voluntarios organizados a través de grupos de vecinos o Facebook, y el ayuntamiento ha apelado a la solidaridad de cara a las tareas de reconstrucción. Unas 65.000 viviendas y comercios siguen sin electricidad o agua potable, y sus residentes viajan a otros barrios para recargar las baterías y llenar las garrafas.

OLOR A PODRIDO

Respecto a las primeras sensaciones, los ciudadanos destacan el mal olor que desprende la ciudad; la comida se ha estropeado y mezclado con el agua y el lodo, y eso unido al calor veraniego hace que casi todo Brisbane huela a podrido.

El alcalde, Campbell Newman, ha señalado que la prioridad es reabrir las calles cortadas, mientras la primera ministra del país, Julia Gillard, ha ordenado el envío de 1.200 soldados más a la zona del desastre. Gillard ha asegurado que las tropas se encargarán de que no falten comida y otros artículos básicos en los barrios de difícil acceso. Por su parte, ingenieros del Ejército supervisarán reparaciones urgentes de infraestructuras esenciales como carreteras y puentes para recuperar cuanto antes la movilidad para los ciudadanos.

MUCHO POR HACER

"Queda mucho por hacer, hemos pasado días muy difíciles y queda mucho en las semanas y meses que tenemos por delante. Lo que puedo decir a la gente de Queensland es que en esas semanas y meses daremos el cien por cien, daremos más del cien por cien", ha prometido la primera ministra australiana.