El primer ministro británico, Gordon Brown, se ha mostrado dispuesto a abrir negociaciones para formar gobierno de coalición con los liberaldemócratas, a quienes ha ofrecido abiertamente la posibilidad de celebrar un referendo sobre la reforma electoral.

En su primera reacción a las elecciones legislativas, en las que ha salido derrotado, Brown ha afirmado que como primer ministro es su "obligación constitucional" buscar una solución que para estabilizar el país y dar confianza en una coyuntura de crisis económica, ante la falta de mayoría parlamentaria, una situación que no se producía en el Reino Unido desde 1974.

Con estas palabras, pronunciadas ante la puerta del número 10 de Downing Street, Brown ha dejado claro que se acoge a la convención constitucional que dispone que ante la falta de mayoría, es el primer ministro quien se mantiene en el cargo e intenta formar Gobierno. No obstante, ha dejado claro que va conceder al líder tory, David Cameron, ganador de los comicios sin mayoría absoluta, y al dirigente liberaldemócrata, Nick Clegg, el tiempo que consideren para tratar de forjar una mayoría. Brown se declara dispuesto a hablar con los dos, pero ha dejado muy clara su preferencia al ofrecer en bandeja a Clegg una reforma del sistema electoral a la que difícilmente accederán los conservadores.

Con un Cameron que revindica el derecho a formar Gobierno tras haber convertido a los tories en la fuerza mayoritaria en el Parlamento y un Brown que se resiste a tirar la toalla, la lucha por el número 10 de Downing Street está abierta. Y la llave parece tenerla el liberaldemócrata Clegg.