China anunció ayer que aumentará su presupuesto militar un 14,9% en el 2009. El anuncio sirvió, como cada año, para dar por inaugurada oficiosamente la Asamblea Nacional Popular (ANP, el Parlamento chino) y airear la amenaza amarilla . El dato también admite otra lectura: el crecimiento ha bajado tres puntos respecto a los dos años anteriores (casi del 18%).

Defensa gastará el año que viene 480.686 millones de yuanes (56.200 millones de euros). Li Xhaoxing, portavoz de la ANP, calificó la suma de "modesta", recordando que China es ya la tercera economía del mundo, y aclaró que el grueso va destinado a incrementar los salarios de las tropas y mejorar su equipamiento. "El objetivo es salvaguardar nuestra soberanía. El Ejército chino no es una amenaza para nadie", sostuvo.

El mensaje pretende tranquilizar a sus vecinos asiáticos y a EEUU, acostumbrados a airear anualmente unos miedos que no se corresponden con la actitud de Pekín: China no participa en alianzas militares, carece de bases en el extranjero y afanes expansionistas y es el más interesado en preservar un orden pacífico mundial que favorezca su progresión económica. Pekín ha jugado un papel contemporizador en el Consejo de Seguridad de la ONU en los últimos años.

Tampoco la amenaza amarilla puede sustentarse en cifras. China destina un 1,35% de su PIB a Defensa. EEUU le dedica más del 4%, y el presupuesto de su Ejército multiplica por 10 al chino.

Los delegados de la ANP abrirán hoy las sesiones con un previsible cambio de guión respecto a otras ediciones. La preocupación por el medio ambiente o las desigualdades económicas entre las boyantes ciudades y el atrasado campo, habituales vectores del cónclave, se verán eclipsadas por la crisis económica. Eso es nuevo para China, acostumbrada a encadenar crecimientos económicos de dos dígitos y que se sobresaltó tras el 6,8% del último cuatrimestre.