Charles Graner, cabecilla de los soldados de EEUU que sometieron a vergonzantes abusos sexuales y sádicas torturas a presos iraquís en la prisión bagdadí de Abú Graib, se proponía ayer solicitar clemencia al tribunal militar que le declaró culpable el viernes y sopesaba ayer la pena adecuada, que podría llegar a 15 años de cárcel.

"Mi hijo no es el monstruo que se ha descrito", clamó su madre el viernes, pese a que la acusación le presentó como un matón depravado y sádico que se divertía abusando de los presos. Estas acusaciones fueron corroboradas por los reclusos que declararon durante los cuatro días de su consejo de guerra en Fort Hood (Texas).

El soldado Graner, de 36 años, apaleó brutalmente a los presos y los obligó a masturbarse, a fingir felaciones o a apilarse en una pirámide de cuerpos desnudos.